sábado, 9 de junio de 2012

Ensayo: Aprender a Aprender

La reconceptualización de los procesos pedagógicos en nuestro país, iniciada a partir del decenio de 1980 con los aportes del Movimiento Pedagógico Nacional, ha demostrado que se puede desarrollar un proceso educativo que dé cuenta de la formación integral de los educandos. Considerar las actitudes y las aptitudes de quienes aprenden es un elemento clave para ejecutar acciones didácticas que promuevan un aprendizaje en la vida y para la vida.

Han sido los principios del modelo pedagógico constructivista el eje rector que ha fundamentado la transformación de las acciones educativas al interior de la escuela, privilegiando el desarrollo de las habilidades de pensamiento de cada estudiante, es decir, su capacidad de comprensión para solucionar eficazmente un problema, aportando toda su creatividad. Ha sido una invitación al reconocimiento de cada estudiante como ser humano para que éste reflexione, ejerza su actitud crítica y su capacidad para tomar decisiones de una manera consciente y responsable sobre los conceptos, experiencias, hechos y situaciones que definen su existencia cotidiana.

Una existencia cotidiana que no responde solamente a los procesos culturales, económicos, políticos y sociales de su entorno local sino a los requerimientos de una aldea global que cada vez es más pequeña, ya que los conceptos de tiempo y espacio se acortan cada vez más gracias a los avances científicos y tecnológicos. Ser participes en esta comunidad global requiere que el estudiante tome conciencia de sus procesos de aprendizaje, sea capaz de auto cuestionarse sobre lo qué aprende y cómo lo hace, de identificar sus procesos de comprensión y análisis como estrategias de aprendizaje que lo orienten en la construcción de su propio conocimiento del mundo que le rodea.

El estudiante, bajo este paradigma educativo, deja de ser una tabla rasa que va a la escuela a ejercer una función pasiva en espera de que un maestro le transmita ese saber para recitar unos contenidos académicos que den cuenta de su humanización e integración a una sociedad civilizada, para convertirse en un ser pensante capaz de potenciar su propio desarrollo humano, sobre la base de herramientas y estrategias que le permitan aprender a aprender. Un aprender a aprender que implique, de acuerdo con Frida Díaz, “el uso de estrategias flexibles y apropiadas que se transfieren y adaptan a nuevas situaciones.”[1]

Por lo tanto, este proceso de aprender a aprender no sólo le otorga un sentido y pertinencia al reconocimiento de las propias habilidades cognitivas de cada estudiante sino que también le da sentido y configura la realidad externa en la que se circunscriben sus acciones como ser humano. Es justamente la combinación de estos dos elementos lo que permite la transformación, el cambio; la conciencia de que cada día se puede ver e interpretar el mundo que le rodea desde diferentes visiones, le permite enriquecer sus estructuras mentales para saber organizar la información que recibe, seleccionarla y usarla para resolver sus tareas cotidianas tanto en la escuela como fuera de ella. De esta manera, se educa en la autonomía, la independencia y el juicio crítico.

Visto de esta manera, las estrategias que el escolar use para descubrir la forma cómo aprende lo invitan a adentrarse en una aventura guiada por la reflexión crítica de sus propias acciones y hechos, llevándolo a profundizar en la exploración y conocimiento de su propia personalidad. Ante esta condición sine qua non para que se desarrollen las habilidades de aprender a aprender es necesario reconocer que tanto el estudiante como el maestro “son seres de este mundo, resultado de una historia, cultura y tradiciones particulares que no escogieron consciente ni libremente, y que constituyen el punto de partida para todo nuevo conocimiento y el horizonte imprescindible para toda nueva comprensión.”[2]

Una comprensión basada en la flexibilidad del conocimiento que permite “aprender a vivir en medio de las incertidumbres que nos depara la realidad, sin miedo a los riesgos que implica innovar.”[3] En consecuencia, la comprensión se presenta cuando la gente puede pensar y actuar flexiblemente con lo que sabe, siendo consciente que el saber está por hacerse, es decir, que tanto el maestro como el estudiante construyen y reconstruyen ese conocimiento con base en sus experiencias de vida, las cuales son situacionales, únicas e irrepetibles.

Dicha construcciones y reconstrucciones de conocimiento surgen subjetivamente a partir del diálogo entre los actores inmersos en ese proceso de develar las formas de aprender a aprender a través de una relación dialéctica que propicia la intersubjetividad. Para el estudiante significa la oportunidad de elaborar su propio conocimiento, de construirlo, percibirlo y reacomodarlo a sus esquemas previos. Para el docente se constituye en un reto de innovación pedagógica en cuanto desarrolla estrategias que le permitan a los estudiantes considerar la importancia y necesidad de estudiar el objeto para poder apreciar sus características, determinar sus componentes e interpretar los principios que lo integran y lo distinguen. Sólo así, cada estudiante será capaz de integrar este nuevo saber a sus estructuras cognitivas y cognoscitivas para aplicarlo en la resolución de problemas que le presenta la vida cotidiana.

No obstante, esas soluciones serán factibles, fiables y válidas si son el resultado de un proceso, es decir, si mediante una secuencia consciente y organizada de acciones afectivas, mentales, psicomotrices y volitivas que construyan destrezas, habilidades, hábitos y valores con el objeto de superar el conflicto cognitivo que genera cada nueva situación que estimula el aprendizaje.

Sólo mediante un proceso de enseñanza – aprendizaje orientado a partir de procesos se desarrolla una verdadera educación centrada en el valor del ser humano, cuyos objetivos son, de acuerdo con Víctor Beltrán Corona:

“…los de favorecer en el alumno el desarrollo integral de su personalidad, que sea flexible para adaptarse a las circunstancias cambiantes de su vida, que sea capaz de dirigirse a sí mismo, que sea capaz de ser y no sólo de hacer, que sea creativo y transforme en su mundo aquello que esté a su alcance, que sea capaz de una crítica reflexiva, realista y propositiva, que aprenda a aprender de todas sus experiencias, que viva en un proceso de descubrimiento de los conocimientos y habilidades necesarios para resolver los problemas a los que se vaya enfrentando, que respete el medio ambiente, que mejore sus relaciones interpersonales con los demás y que colabore y coopere con otros seres humanos, respetándolos en su propia individualidad.”[4]

Finalmente, se puede afirmar que el reconocimiento de cada estudiante como ser humano capaz de reflexionar, ejercer su actitud crítica y su capacidad para tomar decisiones de una manera consciente y responsable sobre los conceptos, experiencias, hechos y situaciones que definen su existencia cotidiana no constituye solamente una respuesta a las exigencias de la sociedad contemporánea que exige la formación de hombres y mujeres reflexivos, analíticos, autónomos, críticos, capaces de apropiarse no solo de conocimientos específicos, sino también, a un proceso de formación en la vida y para la vida que le otorgue su verdadero sentido humano al brindarle verdaderas estrategias para aprender eficazmente, que le permitan asimilar y gestionar sus propios aprendizajes a lo largo de toda su existencia en esta pequeña aldea global.

[1] DÍAZ B., Frida. Estrategias Docentes para el Aprendizaje Significativo. Caracas: Mc Graw Hill, 2001. p. 114. Citado por: FLORELIZ, Alfonzo. Aprender a Aprender en un Mundo Global y Diverso. (15 de abril de 2012). (Vía Internet). http://www.natureduca.com/blog/?p=236

[2] SERVICIO NACIONAL DE APRENDIZAJE, Santander. Cognición y Aprendizaje: La Comprensión. (12 de abril de 2012). (Vía Internet). http://sena.blackboard.com/webapps/blackboard/execute/displayLearningUnit?course_id=_185146_1&content_id=_12987342_1

[3] SENA, Santander. Cognición y Aprendizaje: Aprender a Aprender. (12 de abril de 2012). (Vía Internet). http://sena.blackboard.com/webapps/blackboard/execute/displayLearningUnit?course_id=_185146_1&content_id=_12987304_1

[4] BELTRAN CORONA, Víctor. Se está gestando una revolución de modelos académicos. (18 de abril de 2012). (Vía Internet). http://www.anuies.mx/servicios/p_anuies/publicaciones/confluencia/96/7.htm

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