sábado, 12 de julio de 2025

La teoría cognitiva del aprendizaje multimedia: un puente entre el saber y la práctica docente en la era digital

 Cuando hablamos de enseñar en entornos digitales, no basta con sumar imágenes y sonidos a una lección. Enseñar con multimedia requiere comprender cómo funciona nuestra mente frente a los estímulos múltiples que nos lanza una pantalla. Y es aquí donde entra en escena la Teoría Cognitiva del Aprendizaje Multimedia (CTML, por sus siglas en inglés), desarrollada por Richard Mayer, una de las voces más influyentes en la educación contemporánea.

Mayer, psicólogo educativo y referente mundial en el campo del aprendizaje, parte de una premisa poderosa: aprendemos mejor cuando la información se presenta de forma coherente a través de canales visuales y auditivos. Su teoría, lejos de ser un conjunto abstracto de conceptos, es una guía práctica que puede ayudarnos —a quienes enseñamos— a crear experiencias de aprendizaje más significativas, sin abrumar a nuestros estudiantes.

Un poco de historia, pero con sentido

La CTML no nació de la nada. Mayer la construyó con base en dos grandes teorías:

  1. La teoría del doble código de Allan Paivio, que nos dice que el cerebro humano procesa imágenes y palabras por canales distintos pero complementarios.
  2. La teoría de la carga cognitiva de John Sweller, que advierte sobre los peligros de saturar la capacidad mental del estudiante. Si sobrecargamos su mente, lo perdemos.

Ambas teorías nos ayudan a entender un principio básico: aprender no es solo recibir información, sino procesarla activamente, con límites y ritmos propios.

Principios que nos cambian la manera de enseñar

Mayer propone varios principios que vale la pena llevar al aula (sea física o virtual). Aquí algunos esenciales:

  • Principio de multimedia: combinar texto con imágenes mejora la comprensión. No se trata de adornar, sino de representar conceptos de forma visual para facilitar el aprendizaje.
  • Principio de contigüidad: palabras e imágenes deben aparecer juntas, en el tiempo y el espacio. Por ejemplo, no sirve mostrar una imagen y después explicar; hay que hacerlo al mismo tiempo.
  • Principio de coherencia: menos es más. Si eliminamos información irrelevante, ayudamos al estudiante a concentrarse en lo esencial.
  • Principio de modalidad: mezclar imágenes con narración (en vez de con texto escrito) reduce la sobrecarga cognitiva y mejora la retención.
  • Principio de redundancia: repetir el mismo contenido en varios formatos simultáneamente puede ser contraproducente. No todo debe estar duplicado.
  • Principio de segmentación: dividir el contenido en partes pequeñas permite al estudiante avanzar a su propio ritmo.
  • Principio de preentrenamiento: introducir los conceptos clave antes del contenido complejo prepara la mente para comprender mejor.

Diseñar para aprender, no para impresionar

En la práctica, estos principios se traducen en estrategias que pueden marcar la diferencia:

  • Usar infografías con narraciones, en lugar de largos textos con voz en off.
  • Crear tutoriales animados que expliquen procesos paso a paso.
  • Diseñar simulaciones interactivas donde el estudiante experimente, manipule, tome decisiones.
  • Incorporar estudios de caso reales que conecten lo aprendido con la vida fuera del aula.

Y es que enseñar con multimedia no es solo usar tecnología...

...sino entender cómo se relacionan el conocimiento, las emociones y la atención. La CTML nos recuerda que el rol del maestro no es simplemente transmitir información, sino diseñar caminos para que el estudiante la descubra, la entienda y la aplique.

Emocionar también enseña

Un entorno multimedia bien diseñado no solo informa: también emociona, involucra, estimula la curiosidad. Un video que contextualiza un problema real, una animación que dramatiza una situación, una narración que conecta con nuestras experiencias... todo eso ayuda a que el aprendizaje cale más hondo.

Lo que esto significa para ti, futuro maestro o maestra

Como docente en formación, tienes la oportunidad de repensar cómo enseñas desde el primer momento. La teoría de Mayer no es solo para expertos en diseño instruccional. Está hecha para ti, que quieres crear clases que lleguen al corazón y a la mente. Que sean memorables, útiles y emocionalmente significativas.

La verdad es que los principios de Mayer no son fórmulas rígidas, sino invitaciones a observar más atentamente cómo aprenden tus estudiantes. A preguntarte: ¿los estoy sobrecargando?, ¿están conectando lo que ven con lo que escuchan?, ¿les estoy ayudando a construir sentido?

Y en un mundo donde lo digital llegó para quedarse, esta teoría se convierte en brújula. Una brújula que, bien usada, puede ayudarte a no perder de vista lo más importante: que enseñar es acompañar a otros a pensar por sí mismos.

Referencias

Mayer, R. E. (2009). Multimedia learning (2nd ed.). Cambridge University Press.

Paivio, A. (1986). Mental representations: A dual coding approach. Oxford University Press.

Sweller, J. (1988). Cognitive load during problem solving: Effects on learning. Cognitive Science, 12(2), 257–285. https://doi.org/10.1207/s15516709cog1202_4

Clark, R. C., & Mayer, R. E. (2016). E-learning and the science of instruction: Proven guidelines for consumers and designers of multimedia learning (4th ed.). Wiley.

Moreno, R., & Mayer, R. E. (2007). Interactive multimodal learning environments. Educational Psychology Review, 19, 309–326. https://doi.org/10.1007/s10648-007-9047-2

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