sábado, 12 de julio de 2025

Redescubriendo el aprendizaje: una guía didáctico-filosófica sobre los Nueve Eventos de Instrucción de Gagné

 Imagina por un momento que enseñar no es simplemente transmitir información, sino acompañar a tus estudiantes en un viaje cuidadosamente guiado hacia la comprensión, la autonomía y la transformación personal. Esta es precisamente la propuesta de Robert Gagné, un referente fundamental en la educación del siglo XX, cuya teoría sobre los "nueve eventos de instrucción" sigue inspirando a educadores en todo el mundo.

Un mapa para orientar el acto de enseñar

Gagné (1985) comprendía el aprendizaje como un proceso ordenado y significativo. Cada etapa que plantea en su modelo responde a una necesidad concreta del estudiante en su proceso de adquisición de conocimientos. Más que una receta rígida, se trata de una guía flexible que nos invita a preguntarnos: ¿cómo puedo generar mejores condiciones para que el aprendizaje realmente ocurra?

A continuación, presentamos los nueve eventos de instrucción de Gagné adaptados para maestras y maestros en formación, con ejemplos cotidianos, fundamentos teóricos y sugerencias prácticas para integrarlos de forma consciente y afectiva en tu labor pedagógica:

1. Captar la atención: abrir la puerta del asombro

Antes de enseñar, hay que lograr que alguien quiera aprender. En el aula —virtual o presencial— esto implica romper con la rutina, despertar la curiosidad, generar preguntas. Algo tan simple como compartir una anécdota, una situación cotidiana del contexto local o una pregunta provocadora puede abrir ese canal. En entornos laborales, por ejemplo, este paso ocurre cuando los aprendices y sus líderes conversan sobre los retos reales que enfrentan en sus funciones.

"El interés es el primer paso del pensamiento." – John Dewey

2. Informar los objetivos de aprendizaje: trazar el rumbo con claridad

Cuando un estudiante comprende hacia dónde va, puede alinear sus esfuerzos y expectativas. Pero cuidado: no se trata de recitar objetivos técnicos, sino de traducirlos a un lenguaje cercano. Por ejemplo, en lugar de decir “analizar los principios del diseño instruccional”, puedes decir: “vas a descubrir cómo planificar una clase para que tenga más sentido para tus estudiantes”.

3. Estimular el recuerdo: conectar con lo vivido

Todo aprendizaje parte de lo que ya conocemos. Activar esos saberes previos permite crear puentes y estructuras nuevas. Aquí puedes usar mapas mentales, historias personales o preguntas como: "¿Qué recuerdas de la última vez que te sentiste confundido aprendiendo algo nuevo?". La recuperación activa —tomar apuntes, explicar en voz alta, hacer preguntas— es clave para este proceso (Roediger & Butler, 2011).

4. Presentar el contenido: estructurar sin sobrecargar

Menos es más. Divide el contenido en segmentos digeribles y con lógica progresiva. Usa ejemplos visuales, casos reales o materiales interactivos. Esto ayuda a reducir la sobrecarga cognitiva y favorece la retención (Sweller, 1988).

5. Proporcionar orientación: acompañar con intención

Aprender no es caminar a ciegas. Como formador, puedes ofrecer pistas, estrategias, esquemas o preguntas guía. Aquí el andamiaje de Vygotsky cobra todo su sentido: apoyar sin invadir, guiar sin imponer, retirar el apoyo cuando ya no sea necesario.

6. Estimular la ejecución: aprender haciendo

No basta con escuchar o mirar. El aprendizaje se consolida cuando el estudiante pone en práctica lo aprendido. Puedes fomentar esto mediante ejercicios, simulaciones, discusiones o pequeños proyectos. También es vital modelar lo que esperamos: mostrar cómo se hace, para que luego puedan hacerlo por sí mismos (Bandura, 1977).

7. Proporcionar retroalimentación: transformar el error en oportunidad

Más que juzgar, retroalimentar es dialogar. En lugar de decir “muy bien” o “mal”, di “aquí lograste esto, y podrías mejorar en esto otro”. La retroalimentación clara y específica potencia el aprendizaje y refuerza la confianza (Hattie & Timperley, 2007).

8. Evaluar el desempeño: comprobar para mejorar

La evaluación no debe ser una sentencia, sino un espejo. Sirve para observar el progreso, identificar dificultades y ajustar la enseñanza. Puedes usar rúbricas, autoevaluaciones, preguntas abiertas, etc. Evalúa con propósito: no solo lo que aprendieron, sino cómo lo están aplicando.

9. Fomentar la transferencia: llevar el aula a la vida

El objetivo último del aprendizaje es que se vuelva parte de la vida cotidiana. Esto se logra cuando ayudamos a los estudiantes a identificar cómo aplicar lo aprendido en otras situaciones. Usa casos reales, desafíos abiertos o preguntas como: “¿cómo aplicarías esto en tu comunidad o entorno de práctica?”

Cierre: aprender es un acto profundamente humano

La teoría de Gagné no busca convertirnos en autómatas del diseño instruccional, sino en artesanos del aprendizaje. Nos recuerda que enseñar es una responsabilidad ética y estética: implica cuidar, pensar, construir y reconstruir junto a otros. Como maestras y maestros en formación, ustedes tienen la oportunidad —y la tarea— de hacer del aprendizaje una experiencia con sentido, con alma, con vida.

Referencias

Bandura, A. (1977). Social learning theory. Englewood Cliffs, NJ: Prentice Hall.

Gagné, R. M. (1985). The conditions of learning and theory of instruction (4th ed.). New York, NY: Holt, Rinehart & Winston.

Gagné, R. M., Briggs, L. J., & Wager, W. W. (1992). Principles of instructional design (4th ed.). Fort Worth, TX: HBJ College Publishers.

Hattie, J., & Timperley, H. (2007). The power of feedback. Review of Educational Research, 77(1), 81–112. https://doi.org/10.3102/003465430298487

Roediger, H. L., & Butler, A. C. (2011). The critical role of retrieval practice in long-term retention. Trends in Cognitive Sciences, 15(1), 20–27. https://doi.org/10.1016/j.tics.2010.09.003

Sweller, J. (1988). Cognitive load during problem solving: Effects on learning. Cognitive Science, 12(2), 257–285. https://doi.org/10.1207/s15516709cog1202_4

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