Introducción
La comunicación es un proceso mediante el cual unos
sujetos intercambian información de acuerdo a un contexto y unas circunstancias
determinadas en las que se lleva a cabo el acto comunicativo. Por lo tanto, el
presente análisis nos permite identificar y comprender cómo sucede la
comunicación en un fragmento de la película “Los lunes al sol”, cuya duración
es de 3:09 minutos, en relación con los aspectos lingüísticos, pragmáticos y
sociolingüísticos presentes en las distintas situaciones de comunicación que se
muestran en las diferentes escenas.
Teniendo en cuenta los componentes de la
comunicación, se evidencia como en los diferentes contextos en los que se
desarrollan las escenas a analizar ciertas expresiones lingüísticas permiten
identificar rasgos propios de la cultura y la sociedad en que suceden los
hechos. Condiciones de la comunicación que refuerzan la estructura discursiva y
facilitan el análisis que se propone en este trabajo.
Se puede entonces, afirmar que cada día como hombres y mujeres interactuamos con la
realidad conociéndola y transformándola con nuestras acciones, nuestro trabajo,
a través de la exploración y valoración del contexto en el que actuamos y sólo
mediante el lenguaje podremos manifestar nuestras ideas, conservarlas,
analizarlas intercambiarlas y socializarlas. En este sentido, conocer, comunicar e interactuar, como lo propone Jesús
Arzamendi, “se integran en un proceso sin solución de continuidad: en las
diversas interacciones se crean convenciones cuya utilización nos permite
comunicarnos y, al mismo tiempo, procesar nuestros conocimientos.”[i]
1. Análisis del proceso comunicativo
Durante
los 3:09 minutos del fragmento de la película “Los lunes al sol”, se muestran tres escenas:
·
Escena
1: Santa, su abogado, los abogados demandantes y el juez en el tribunal o sala
de audiencias.
·
Escena
2: Santa y su abogado fuera del tribunal, en un pasillo en el edificio de la
corte.
·
Escena
3: Santa y sus amigos en un bar.
En ellas los personajes de la
película siempre conversan, se valen del lenguaje oral para comunicar su manera
de ver e interpretar el mundo que les rodea. Por consiguiente, esta situación
de comunicación se caracteriza, de acuerdo con Calsamiglia y Tusón (1999: 30),
por:
·
La participación simultánea: los interlocutores construyen sus mensajes con base
en unas intenciones comunicativas determinadas y de acuerdo a las circunstancias
culturales, económicas, políticas y sociales que determinan su conocimiento del
entorno. Ellos siempre están intercambiando sus roles comunicativos, es decir,
de emisor pasa a ser receptor y viceversa. Tómese como ejemplo el intercambio
entre el abogado de la defensa y el juez. Inicialmente, el abogado de la
defensa es el emisor y enuncia su alegato de defensa del cliente. En su
discurso de defensa usa formas imperativas indirectas (lo que esta defensa
quiere que se tenga en cuenta es el contexto de conflictividad laboral en el
que se desarrollan los hechos… se le pide la indemnización de mi cliente) acompañada
intencionalmente por elementos afectivos (lamentables
enfrentamientos entre los trabajadores y la fuerza pública) para llamar la
atención del juez. El juez en su condición de destinatario o receptor de la
información objeta los hechos descritos en relación con la farola y en un tono
de voz sugestivo asume la condición de emisor y pregunta por el grado de
culpabilidad de la farola. El jurista en calidad de receptor manifiesta estar
de acuerdo con el magistrado y le indica que aquella estaba mal puesta.
·
La presencia simultánea: Los interlocutores al compartir el mismo contexto comunicativo
se ubican en un espacio determinado dentro de unos límites temporales que
permiten que el mensaje que se construye como sujeto emisor se construya específicamente
a un sujeto receptor. De esta manera el éxito en la comunicación depende
también del conocimiento de las circunstancias que delimitan el proceso
comunicativo. En este caso, los alegatos de acusación y defensa se basan en un
mismo hecho, la destrucción de la farola, que ha acontecido como consecuencia
de unos hechos temporales (despido de empleados y manifestaciones en contra de
lo sucedido) en un espacio determinado (a ocho metros del portón principal de
astillero).
·
Relación interpersonal: las acciones en las tres escenas giran en torno a
Santa, quien es un empleado de una empresa privada. Sus interlocutores tienen
una relación directa (abogado que habla en su defensa y amigos que escuchan sus
frustraciones frente al sistema legal laboral) e indirecta (la parte
acusatoria, los abogados que buscan el pago de los daños causados) con él. Todos
ellos son adultos y deben tener más de 35 años.
1.1
Los Participantes
Como se ha dicho los sujetos que
participan en este proceso de comunicación son adultos que hacen uso de su
memoria permanente para recordar los hechos que han ocasionado la celebración
del juicio. Gozan de un buen estado de salud física y mental que les permite
centrar su atención en los hechos comunicados.
Las condiciones externas que
caracterizan el intercambio comunicativo entre los interlocutores se
caracterizan por:
·
Las
buenas condiciones físicas de cada sujeto les permite articular con claridad
los sonidos del discurso. En cuanto a las condiciones del ambiente se percibe
la presencia de ruido mínimamente audible al inicio de la primera escena, a
saber: en el mismo momento en que uno de los abogados de la parte acusatoria
expone los hechos pasa y organiza las hojas del folio que revisará el juez. En
el pasillo se produce algún signo de interferencia, se observa mucha gente en
el interior del edificio de la corte. Lo mismo ocurre en la tercera escena, la
atención al programa de televisión interfiere con la situación de comunicación
que quiere plantear Santa en relación con los hechos sucedidos en la corte.
·
Las
condiciones sociales en la primera escena manifiestan relaciones jerárquicas
entre los interlocutores: un juez – tres abogados – un cliente. Y entre estos
últimos de oposición (dos de acusación – uno de defensa). Esta jerarquía
jurídica connota cierta distancia entre los participantes, cada uno en su lugar
sin llegar a tener contacto físico. Inicialmente la unidad de análisis es una
unidad monologal en la que cada parte del juicio expone los hechos,
determinando mecanismos heteroselectivos, es decir, una vez que los abogados de
la parte acusatoria terminan de decir sus alegatos ceden el turno al abogado de
la defensa quien es el único autorizado para intervenir y manifestar su
discurso en favor del acusado. Luego se pasa a una unidad dialogal en la que el
juez intercambia información con el jurisconsulto defensor, también usando
mecanismos heteroselectivos. Esta unidad dialogal se organiza a través de
varios pares adyacentes, a saber:
1. Juez: Pero, la farola no tenía culpa de nada.
(Implica valoración). Abogado: Eso es verdad señoría (acuerdo), pero estaba muy
mal situada (negación).
2. Juez: Quiere decir que la culpa de lo sucedido es de
quien puso la farola ahí (valoración, pregunta indirecta). Abogado: Tal vez,
eeeeee… En parte podría entenderse así, su Señoría (aceptación).
3. Juez: Es la tercera vez que nos vemos en esta sala,
¿a cuánto asciende la indemnización que se le pide a su defendido? (Pregunta). Abogado:
eeeeee… ocho mil pesetas, Señoría. (Respuesta esperada)
Las distintas intervenciones del
juez ponen en aprietos al abogado defensor quien constantemente titubea y usa
un tono de voz lento o entrecortado, manifestando un rechazo al contacto social
con aquél y sus ideas. Cabe anotar que en esta sala de audiencias no hay
público, tal vez no es del interés social saber lo que allí sucede.
·
Las
condiciones sociales en la segunda escena mantienen la relación vertical entre
abogado – cliente, notándose cierta hostilidad en el trato mutuo, ya que por
ser la tercera vez que el caso va a la corte el abogado siente que el caso no
tendrá otra solución que pagar la indemnización por valor de 8.000 pesetas a lo
que el acusado se rehúsa porque no tiene el dinero para hacerlo. Fue un
intercambio rápido de información, también heteroselectivo, en el que la
presión psicológica por terminar el juicio afecta la conducta del jurista pues
los alegatos presentados no surtieron mayor efecto en la figura del juez,
además de considerar las consecuencias de presentarse por cuarta vez sin una
razón convincente y eficaz. Situación que comunica en un tono de enojo, enfado.
Por ello se marcha del tribunal dejando casi con la palabra en la boca a su
defendido.
Por
otra parte, se puede indicar que en estas dos primeras escenas los roles que se
asignan a los interlocutores son roles elegidos impuestos por la presión social
(jueces, abogados, empleados).
·
En la
tercera escena se percibe una relación horizontal entre los cinco sujetos
(cuatro hombres y una mujer) y Santa. Sin embargo, la conversación que intenta
comenzar Santa no parece ser de su interés personal o social, demostrando poca
empatía ante el sentimiento de frustración que expresa porque se ve obligado a
cumplir con la pena impuesta. En esta situación de comunicación, predomina el
mecanismo autoselectivo. Santa con un ritmo de voz fluido y moderado empieza a
hablar con el deseo de establecer contacto interpersonal, para buscar una
reacción verbal o no verbal de parte de ellos: “No es que sea cara o barata,
Rico (éste le mira), joder. Para ti es barata, correcto; para mí no... Jose,
¿es feo o o es guapo?” – Pues depende también, a su mujer igual le gusta. –
Rico. Este turno de habla reactivo cumple con el turno de habla iniciativo
propuesto por el primer interlocutor. Por lo tanto es una respuesta preferida.
Sin embargo, al preguntar el acusado por el valor de las 8.000 pesetas no hay
un reconocimiento del mismo LAT entre los interlocutores. Uno de ellos, Lino,
lo mira sin entender y le pregunta si el valor que pide lo quiere en Euros, a
lo que Santa le responde que en pesetas, entonces ese interlocutor se encoge de
hombros y le expresa que son las mismas ocho mil pesetas. Para Santa está es
una respuesta no preferida que da lugar a pausas largas pues sus interlocutores
no entienden el valor moral que éste le da a dicha cantidad de dinero. Por lo
tanto, en esta última escena se produce una conversación coloquial periférica
porque a pesar de que la comunicación es entre iguales no se comparten
experiencias comunes. En esta escena los roles son circunstanciales: Santa es
un sujeto que se siente desilusionado y frustrado por el sistema jurídico que
lo juzga, mientras que el dueño del bar y los otros conocidos por él demuestran
ser insensibles ante la preocupación que le agobia. Esta presión económica por
cumplir con la indemnización es el común denominador de las tres escenas.
1.2
El Canal y el Contexto
Los lugares en los que ocurren
las distintas situaciones comunicativas determinan las relaciones culturales,
políticas y sociales entre los participantes.
En la primera escena la
distribución del espacio responde a los rituales jurídicos que determinan el
estereotipo comunicativo de tipo judicial, que se puede representar visualmente
de la siguiente manera:
Secretario
|
Juez
|
|||||
Ministerio
Publico
|
Defensa
|
|||||
Acusado
|
||||||
Este orden responde a una organización política y
social en la que el juez desde su estrado puede vigilar de manera minuciosa todo
lo que sucede en el tribunal, controlando cualquier movimiento que no sea dócil
y útil durante el juicio. Ello se puede evidenciar cuando el juez ve a Santa repetir
susurronamente la palabra “muchos” y la expresión “esto está puto”. Así mismo
le ve colocar sus brazos abiertos en forma de jarra, entonces reconoce que la
actitud del acusado es de hostilidad, ya que al apuntar sus codos hacia los
demás indica que no quiere compañía, que está enfadado y conteniendo su
agresividad. En consecuencia, el juez lo mira fijamente, desde su estrado,
tratando de interpretar sus intenciones.
En
este contexto de interacción se maneja una distancia social que obliga a los
participantes a ser cautos en el manejo del tiempo. Éste se debe usar para
estructurar el discurso en los momentos adecuados tal como lo exigen las normas
de etiqueta y protocolo en la corte. Por ejemplo, hablar pausado es una
cualidad esencial para facilitar el trabajo del secretario en la corte, quien
se encarga de llevar un registro escrito de las intervenciones de los
hablantes.
En
la segunda escena aunque los interlocutores se encuentran aún en el edificio de
la corte, la escena transcurre en uno de sus pasillos. Este es un espacio
habitual que determina un espacio personal entre abogado y cliente. El ritmo en
el hablar de los interlocutores es rápido, en consecuencia ambos hablan
aceleradamente con un registro tonal alto y un aumento en la intensidad de la
voz, mostrando el acusado su enfado y el abogado su impaciencia. En el abogado
esta impaciencia se puede explicar mediante el hecho de que esta actividad
monocrónica (inversión de tiempo en hacer una sola cosa) afecta la flexibilidad
de su sistema policrónico (dedicación de su tiempo a hacer varias tareas
simultáneamente). El hecho de que sea posible que vayan a juicio por cuarta vez
parece quitarle tiempo para cumplir con sus otras tareas. Entonces, es posible
que la superposición de los dos sistemas temporales le genere estrés pues puede
estar desatendiendo algunas de sus obligaciones.
En la
tercera escena el bar es un espacio habitual de interacción y como tal genera
distancias personales entre los interlocutores. El hecho de que en esta
situación de comunicación predomine un mecanismo autoselectivo para organizar
los turnos de palabra hace que la velocidad con la que responde a Santa sus
interlocutores sea lenta, indicándole que tristemente debe acatar la decisión
del sistema judicial y pagar las 8.000 pesetas de indemnización por daños
causados sobre bienes patrimoniales que le exige la parte acusatoria. Ello hace
que el ritmo con el que sucede la comunicación sea incómodo para sus compañeros
de labores, pues no les interesa mucho prestar atención a su mensaje sino estar
atentos a lo que sucede en el programa de televisión. La presencia de esta interferencia
en el proceso puede ocultar el hecho de que ellos posiblemente se identifiquen
con las ideas que aquél les quiere comunicar, sin embargo, la presencia de
estos ruidos impiden el éxito en la comunicación, lo cual se logra porque al
final de la escena uno de los interlocutores afirma: “Tiene que ser la hostia salir en la tele, presentar un programa, ¿te
imaginas?”
En todos estos contextos el
canal usado para asegurar el proceso comunicativo es el bucal-acústico (habla)
y corporal-visual (uso del cuerpo para comunicarnos).
1.3
El Código
Para que exista un proceso de
comunicación los interlocutores intercambian información el mismo código
lingüístico oral, palabras en idioma español. Sin embargo este código cambia sus
formas para transmitir el mensaje de acuerdo con el lugar específico del ámbito
público en que se comunican las personas, a saber:
·
Sala de
audiencias: se usa un código más elaborado ya que exige de los abogados
representantes de las partes en el juicio una elaboración previa que garantice
la existencia de una relación patrimonial forzosa entre las partes. Al respecto
Calsamiglia y Tusón (1999: 28) afirman:
“Una
conferencia, un sermón, un discurso inaugural, por ejemplo, requieren un alto
grado de preparación, de elaboración e incluso, muchas veces, exigen el uso de
la escritura (el apoyo de un guión, de unas notas, etc.). Llegar a dominar esas
formas de hablar no es sencillo y por eso el desarrollo de la competencia
comunicativa oral es también parle de la educación lingüística, y lo es desde
antiguo.”
·
En el
pasillo en el edificio de la corte y en el bar: se usa un código más personal
que acerca a los interlocutores en su mundo de conocimientos, su mundo de la
vida. No se restringe al respeto de las reglas normativas, se repite la
información, se regresa a un punto anterior en la conversación, entre otros
aspectos característicos.
El uso de ese código lingüístico
genera creencias y pautas de conducta que identifican a un grupo social
determinado. Al respecto Umberto Eco en su Tratado de Semiótica General (1977:
58) afirma: “La cultura por entero debería estudiarse como un fenómeno de
comunicación basado en sistemas de significación.” En este sentido, Santa con
sus acciones muestra que hay que luchar contra el sistema económico que oprime
y determina que hay un límite para la edad laboral y económicamente productiva
del ser humano, dicho sistema desconoce sus derechos a ser respetados y
valorados como seres sociales e individuales. Él y sus compañeros son seres
humanos, tienen derecho al trabajo. Así mismo, la desigualdad jurídica a la que
se ve sometido (pagar una indemnización de 8.000 pesetas a la antigua empresa para
la que trabajaba por haber roto una de sus farolas) restringen sus condiciones
particulares de vida para ser feliz y limitan su posibilidad de seguir
construyendo su plan de vida y de determinarse según sus características (vivir
bien) en beneficio de su integridad física y moral (vivir sin humillaciones).
2 Análisis a partir de la CNV y la comunicación lingüística
La palabra hablada, código de
comunicación oral, se acompaña de la comunicación no verbal, a través de sus
códigos alternativos y complementarios, como vehículo de la comunicación de
emociones y sentimientos de los hablantes.
En
la primera escena Santa mueve todo su cuerpo. Su mirada es cortante, distante e
insistente, dirigida al juez y a su abogado defensor de manera alternativa. El
continuo movimiento de su cabeza, sus manos y pies demuestra preocupación por
el veredicto del juez, quien no se deja convencer por los argumentos del su
apoderado. El juez cruza sus brazos en signo de determinación para confirmar lo
que se ha dictaminado, el pago de la indemnización. El cuadro se cierra con la
mirada inquisidora de Santa que no puede creer que por tercera vez el sistema
falle en su contra.
En
la segunda escena Santa conserva su mirada inquisidora, hosca hacia su abogado
porque no ha logrado convencer al juez y le angustia el hecho de tener que
cumplir con el pago de un dinero que no tiene porque es un desempleado. Ante
ello, el jurisconsulto le mira desafiantemente, conminándole a pagar el dinero.
3 Análisis desde el punto de vista semántico, pragmático y
sociolingüístico
En
general se puede señalar que el éxito del acto sémico entre los interlocutores
se debe a su capacidad para codificar y descodificar el mismo mensaje. La
ruptura en el proceso de comunicación se percibe en la última escena. El
desajuste en la valoración de los elementos materiales, la valoración moral de
las 8.000 pesetas, lleva a los interlocutores de Santa a considerar que está
equivocado en cuanto a la atribución económico-moral que asigna a esa cantidad
de dinero. En consecuencia, se viola el principio de cooperación, propuesto por
Paul Grice, porque:
·
Dice algo que no es susceptible
de comprobación, como prueba que moralmente el valor material de las 8.000
pesetas es superior a la cifra económica que en sí misma ella representa.
(principio de calidad)
·
La información que comunica no
es relevante en la situación de comunicación. A ellos les interesa más estar
atentos a los hechos que se presentan en el programa de televisión que
comprender su estado de ánimo de frustración. Por eso, las respuestas cortas y
en tono de tristeza. (principio de relación)
Ahora
bien, se confirma mediante este análisis que los enunciados expresados por los diferentes
interlocutores no sólo se usan para decir algo sino también para realizar
acciones. Por ejemplo, al enunciar su alegato de defensa el abogado usa una
secuencia gramatical estructurada con un sentido determinado (acto locutivo) expresada
en actos representativos, es decir, afirma, constata, describe, explica los
hechos sucedidos (acto ilocutivo) para que el juez tenga en cuenta el contexto
de conflictividad laboral en el que se desarrollan los hechos con el propósito de evitar que su cliente pague los
daños causados al interés patrimonial de terceros o disminuir la cuota de pago del
mismo (acto perlocutivo).
3.1
Adecuación
Los elementos textuales son
adaptados con facilidad por los interlocutores, de modo que sus registros
lingüísticos se adecuan a las situaciones discursivas que se muestran en el
fragmento. El texto es adecuado, apropiado y oportuno en las situaciones de
comunicación; incluso cuando se produce la ruptura de comunicación que se
mencionó anteriormente se guarda coherencia entre la visión del mundo de Santa
y la de sus compañeros, al fin y al cabo ellos también han sido despedidos, el
punto de ruptura se halla en que no quieren pensar en su vida futura sino en
disfrutar de su programa de televisión, por eso las respuestas cortas, con un
dejo de tristeza.
Téngase en cuenta que: “La coherencia no
exige necesariamente coincidencia con el conocimiento que los interlocutores
tienen del mundo real, en el que se produce el discurso; puede coincidir con el
que tengan de un mundo imaginario, creado por el mismo discurso.”[ii]
3.2
Variaciones diatópicas
A lo largo de toda la
conversación se evidencia el uso de las variantes dialectales del español en
España, sin embargo, en el discurso no hace referencia a un lugar específico.
3.3
Variaciones diafásicas
En la producción textual de los
interlocutores se reconoce el uso de un registro formal en cuanto se reconocen
las relaciones jerárquicas que establece el sistema judicial, que lentamente se
vuelve informal en el registro tanto del abogado como del cliente en el pasillo
de la corte, existe un nivel de confianza entre ambos que los lleva a usar algunas
expresiones coloquiales; para llegar finalmente al uso de un registro
auténticamente coloquial en el que los hábitos de cada hablante producen
numerosos idiolectos.
3.4 Las pausas y los silencios
Tanto unas como otros son
cortos, sin embargos las pausas en la comunicación señalan el carácter
reflexivo de los hablantes frente a los actos de habla producidos, mientras que
los silencios confirman el contenido de los enunciados comunicativos que se
intercambian.
Conclusión
Después
de haber analizado los diferentes sistemas de signos que contextualizan el
proceso de comunicación se puede afirmar que el comportamiento lingüístico es
fundamental para el proceso de interacción entre seres humanos, sin importar a
que cultura pertenezca, ya que ayuda a construir una cosmovisión, a través de
la cual se conoce y se piensa la realidad. Dicha conducta se ve afectada y
enriquecida al mismo tiempo por los sistemas de comunicación no verbal, que
varían de una cultura a otra, haciendo más compleja la interpretación del
proceso que llamamos comunicación.
Anexo 1
Transcripción
Escena 1
Abogado A (parte
acusatoria): (hojea los documentos para organizar el
folio que entregará al juez que lleva el caso) Y de acuerdo con la resolución
adoptada por la Sala Tercera de este Tribunal se declaraba al acusado culpable,
condenándole al pago de la indemnización que reclama la parte demandante por la
ruptura de la farola modelo Urban Swingline 270, situada a ocho metros del
portón principal del astillero.
Abogado D (de la
defensa): Y así quedó entendido en su momento señoría eso no se
discute, lo que esta defensa quiere que se tenga en cuenta es el contexto de
conflictividad laboral en que se desarrollan los hechos, que fue ese cierre
patronal y el despido de 200 trabajadores, entre ellos mi defendido (señalando
al acusado), lo que hizo que él mismo junto con otros muchos (solapamiento: el
acusado repite la palabras muchos en un tono susurrante) participaran en la
movilizaciones de protesta que todos conocemos y que concluyeron con
lamentables enfrentamientos entre los trabajadores y la fuerza pública
(solapamiento: el acusado atrae la atención del juez quien lo mira fríamente
por la expresión que nuevamente susurra, pero que alcanza a ser audible: “está
puto). Definir por tanto el contexto donde se desarrollan los hechos, por los
que hoy se le pide la indemnización a mi cliente.
Juez: Pero, ¿la farola no tenía culpa de nada?
Abogado D: Eso es verdad señoría, pero estaba muy mal situada.
Juez: Quiere decir que la culpa de lo sucedido es de quien puso
la farola ahí.
Abogado D: Tal vez… En parte podría entenderse así señoría.
Juez: Letrado es la tercera vez que nos vemos en esta sala, ¿a
cuánto asciende la indemnización que se le pide a su defendido?
Abogado: eee...(revisando sus folios) Ocho mil pesetas señoría.
(Solapamiento:
el acusado con una mirada distante y lánguida repite el monto de la cifra: Ocho
mil pesetas, ocho mil).
Escena dos
(Fuera
de la sala de audiencias, en un pasillo del edificio de la corte que lleva a la
salida del mismo)
Cliente: Pero, ¿cómo las voy a pagar? eh ¿Cómo las voy a pagar si
me han echado a la calle? y encima quieren que les pague ocho mil pesetas, ¿cómo
va esto?, ¿les pago por echarme o a ver cómo va?
Abogado: Te cargaste su farola, ¿cierto?, pues ahora la pagas, así
va
Acusado: Una mierda de farola.
Abogado D: Una mierda nada, una Urban Swingline de la hostia. Ocho mil
pesetas de farola.
Acusado: No pienso pagar.
Abogado: Mira santa es la tercera vez que vamos a sala y a la
cuarta ya sabes lo que pasa, ¿los conoces o no los conoces?
Acusado: ¿A ti qué te parece?
Escena tres
(Sonido
de televisor, en un bar)
Acusado: No es que sea cara, barata, Rico, joder, ¿Para ti es
barata? Correcto… Para mí, no. ¿José es feo o es guapo? Pues depende también, a
su mujer igual le gusta. Las ocho mil pesetas, por ejemplo. ¿Cuánto valen las
ocho mil pesetas?
(Uno
de los interlocutores lo mira sin entender)
Interlocutor 2: ¿En Euros?
Acusado: En pesetas. ¿Cuánto
valen ocho mil pesetas en pesetas?
Interlocutor
2: (Se encoge de hombros) Ocho mil
pesetas.
Acusado:
Pues no. Pues no. ¿Lo ves? Para mí ahora, moralmente valen
mucho más. Rico
(dueño del bar) (en tono de duda) ¿Diez mil?
Acusado:
Mucho más.
Rico:
Diez millones.
Acusado:
Más. Cien mil.
Interlocutor
2: ¿cómo van a valer ocho mil pesetas cien
mil millones?
Acusado: Moralmente, te estoy diciendo moralmente
Rico: Dale moralmente me da igual, sigue sin parecerme cara.
Interlocutor 3: (viendo fijamente la televisión) Tiene que ser la hostia
salir en la tele, presentar un programa, ¿te imaginas?
Bibliografía
[i] Arzamendi, Jesús. (s.f.). La La comunicación y la
adecuación pragmalingüística. (s.l.) Funiber, pág. 22.
[ii] Centro Virtual Cervantes. Diccionario de términos claves de
ELE. Coherencia. Recuperado el 03 de mayo de 2015 de http://cvc.cervantes.es/ensenanza/biblioteca_ele/diccio_ele/diccionario/coherencia.htm
Bertucelli, Marcella. (1996). Qué es la pragmática. Barcelona: Paidos.
Calsamiglia,
H. y Tusón, A. (1999): “El discurso oral”, en Las cosas del decir. Barcelona:
Ariel.
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