En el estudio de la adquisición de lenguas extranjeras (LE), es común observar que muchos aprendices no alcanzan una competencia similar a la de un hablante nativo. Diversas teorías psicolingüísticas, sociolingüísticas y cognitivas han sido desarrolladas para explicar las razones detrás de este fenómeno, que involucra una compleja interacción de factores que afectan tanto a los individuos como a los contextos en los que se encuentran.
Una de las teorías predominantes en el campo de la
psicolingüística es el modelo de Análisis Contrastivo, que sugiere que
las diferencias y similitudes entre la lengua materna (L1) y la lengua
extranjera (L2) pueden predecir los errores comunes durante el aprendizaje de
una LE. Según este modelo, la interferencia de la L1 en la L2 es una de las
principales razones de los errores en la producción lingüística. Por ejemplo,
un angloparlante podría cometer el error de decir "Soy veinte
años" debido a la transferencia de estructuras morfosintácticas de su
lengua materna (Cenoz, 2001). Este fenómeno es explicado como el producto de un
proceso en el que los aprendizajes de la lengua materna influyen
inconscientemente en la adquisición de la lengua extranjera.
Por otro lado, se encuentra la teoría del Análisis de
Errores, que se centra en el estudio de los errores cometidos en el proceso
de adquisición. Esta teoría sostiene que, en lugar de ver estos errores como
obstáculos, deben ser considerados como oportunidades de aprendizaje. Los
errores reflejan la construcción de un sistema intermedio o
"interlengua" que es una mezcla entre la L1 y la L2, y que permite al
aprendiz formular hipótesis sobre el funcionamiento de la L2 (Selinker, 1972).
Sin embargo, el principal desafío radica en la fosilización, un fenómeno
que ocurre cuando el sistema intermedio se estanca y no progresa, lo que impide
al aprendiz alcanzar una competencia similar a la de un hablante nativo
(Larsen-Freeman, 2003). En este sentido, la habilidad para manejar este proceso
es esencial para evitar la limitación en el dominio de la L2.
Además de las teorías psicolingüísticas, los factores
sociolingüísticos desempeñan un papel crucial en el éxito del aprendizaje
de una L2. Modelos como el de Schumann (1978) proponen que la
adquisición de una segunda lengua está estrechamente vinculada a la capacidad
del aprendiz para integrarse en una nueva cultura. La distancia social y
psicológica entre el aprendiz y la comunidad de hablantes de la L2 puede influir
negativamente en la motivación del aprendiz y, en consecuencia, en su éxito
comunicativo. Si el aprendiz percibe una gran distancia cultural o psicológica
respecto al grupo que habla la L2, es probable que se limite a usar la lengua
de forma funcional y superficial, sin llegar a dominarla de manera fluida.
La teoría de la acomodación, propuesta por Giles y
Byrne (1982), también sugiere que la forma en que un aprendiz interactúa con
los hablantes nativos de la L2 afecta su capacidad para alcanzar una
competencia avanzada. Si un aprendiz adopta una postura convergente y
adapta su comportamiento lingüístico al de la comunidad de habla, tendrá
mayores probabilidades de éxito. Sin embargo, si adopta una postura divergente
y se resiste a asimilar las normas lingüísticas y culturales de la comunidad,
su aprendizaje de la L2 se verá limitado.
Desde una perspectiva cognitiva, el proceso de
adquisición de una L2 también depende de la manera en que el aprendiz procesa
la información lingüística. El modelo del Monitor de Krashen (1981)
sugiere que existen dos tipos de procesos: la adquisición, que es
inconsciente y natural, y el aprendizaje, que es consciente y
estructurado. Krashen postula que el aprendizaje consciente de las reglas
lingüísticas solo tiene un efecto limitado en la producción de la lengua,
mientras que la adquisición natural a través de la exposición continua y
significativa a la lengua es la clave para alcanzar la fluidez. El filtro
afectivo es otro concepto central en su teoría, que sostiene que factores
emocionales, como la motivación y la autoestima, juegan un papel crucial en el
éxito o fracaso del proceso de adquisición. Cuando un aprendiz se siente
ansioso o desmotivado, puede bloquear el aprendizaje de la L2, impidiendo que
el "input comprensible" sea absorbido adecuadamente (Krashen, 1981).
En conclusión, el proceso de adquisición de una lengua
extranjera es influido por una serie de factores psicológicos, sociales y
cognitivos que interactúan de manera compleja. La interferencia de la lengua
materna, la existencia de una interlengua que puede quedar estancada, la
relación con la cultura y los hablantes nativos, así como los factores
emocionales del aprendiz, son solo algunos de los elementos que explican por
qué muchos aprendices no logran alcanzar una competencia similar a la de un
hablante nativo. Para optimizar el aprendizaje, es esencial considerar todos
estos factores en la planificación de un curso de L2, adaptando las estrategias
didácticas a las necesidades de los estudiantes y creando un entorno de
aprendizaje positivo que favorezca la adquisición efectiva de la lengua.
Referencias:
Cenoz, J. (2001). El análisis contrastivo en la enseñanza
de lenguas extranjeras. Ediciones Akal.
Giles, H., & Byrne, D. (1982). An analysis of
accommodation theory: The case of scientific discourse. In H. Giles, P.
Robinson & P. Smith (Eds.), Social psychology and communication (pp.
5-28). Routledge.
Krashen, S. D. (1981). Second language acquisition and
second language learning. Pergamon Press.
Larsen-Freeman, D. (2003). Teaching language: From
grammar to grammaring. Heinle & Heinle.
Schumann, J. H. (1978). The pidginization of speech in
second language acquisition. Language Learning, 28(3), 424-432.
Selinker, L. (1972). Interlanguage. International
Review of Applied Linguistics, 10(3), 209-231.