INTRODUCCIÓN
Considerar el hecho de convertirse en profesor de lengua
española como un segundo idioma o idioma extranjero significa considerar el
hecho de que, según el anuario 2012 del Instituto Cervantes 'El español en el
mundo', somos más de 495 millones de usuarios quienes lo usamos para expresar
nuestras emociones, ideas, pensamientos sentimientos.
Es considerar que a pesar de la unidad lingüística de
nuestro idioma, existen tantas y variadas diferencias que manifiestan unos
rasgos peculiares de acuerdo a la comunidad de hablantes que lo usan. En
consecuencia y como lo afirma Rosa Vila (1988: 55): “Al que aprende español-lengua extranjera, hay que exponerle la mayor cantidad
posible de sociolectos para estimular su competencia lingüística. Sólo habrá que
tener en cuenta el grado de aprendizaje del alumno y sus necesidades y
objetivos. En aquellos casos en que la meta del aprendizaje está muy bien
delimitada, puede bastarle la enseñanza de un solo sociolecto, aunque siempre le
será útil que adquiera competencia pasiva en otros.”
Sin embargo, no se puede delimitar el proceso de enseñanza
y aprendizaje de nuestro idioma como lengua extranjera en función de las
variedades socioculturales o diastráticas, de las diferentes formas de usar una
lengua según el nivel de instrucción de los hablantes; es necesario también
tener en cuenta también las variedades funcionales o diafásicas, determinada
por el contexto de uso que caracteriza los distintos registros de lengua de
acuerdo a la situación de comunicación.
Nuevamente es Rosa María Vila (1988: 56), quien se encarga
de recordar que “es preciso seleccionar
en cada nivel de aprendizaje y según los objetivos del mismo, cuáles son los
estilos más adecuados, entre el más formal y el más descuidado, sin olvidar los
estilos propios de grupos biológicos y profesionales. Todo ello sin menoscabo
que el alumno de lengua española-lengua extranjera debe adquirirlos todos en
beneficio de su competencia comunicativa. Cualquier proceso de aprendizaje que
tienda a dotar de máxima competencia comunicativa deberá proporcionar de manera
progresiva mayor número de estilos.”
Queda claro entonces la variedad diastrática condiciona la
variedad diafásica, por ejemplo un hablante que posee un nivel culto de dominio
lingüístico estará en capacidad de usar un registro coloquial, formal,
familiar, especializado, elaborado, espontáneo, etc., de acuerdo a la situación
de comunicación en la que se halle inmerso, mientras que un hablante con un
nivel de dominio vulgar se expresará del mismo modo, pues es el único registro
que conoce, independientemente del ambiente comunicativo en el que interactúe.
No hay que olvidar que dichos registros y niveles
lingüísticos o sociolectos están condicionados por las variedades geográficas o
diatópicas, por el uso lingüístico que se emplean en un determinado territorio.
El origen geográfico determina rasgos lingüísticos particulares, es decir, que
un estudiante que entienda cómo funcionan los fenómenos sociales y
situacionales relacionados con el lenguaje podrá estar en capacidad de entender
fenómenos internos al sistema, relativas a cuestiones de pronunciación,
lexicología, morfosintaxis.
Se trata entonces de hacer que el estudiante de ELE tome
conciencia de los diversos factores que condicionan el uso de la lengua ya que
son determinantes para el logro de una competencia comunicativa. Sin embargo,
como lo afirman Zanón y Hernández (1990), “Si
intentamos «enseñar» a nuestros alumnos a comunicarse en español… no bastará
con exponerles a las formas correctas y apropiadas pragmáticamente. Es decir,
no bastará con que dominen los contenidos de comunicación, sino que deberán
tener la oportunidad de aplicar sobre esos contenidos los procesos «reales» que
los convierten en verdaderamente comunicativos.”
VARIEDADES
DEL ESPAÑOL
El hecho de que seamos más de 495 millones de usuarios los
que usamos la lengua española hace que exista una amplia variedad lingüística.
El objeto del presente trabajo es plasmar algunas de ellas atendiendo a las
variaciones descritas anteriormente, a saber: diafásica o funcional,
diastrática o social, diatópica o geográfica; mediante unos diálogos que
reproduzcan fielmente el uso que del lenguaje hacemos los hispanohablantes.
A continuación se presentan los diálogos junto con el
análisis de las intervenciones de cada persona.
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Diálogo 1
Marta, una chica madrileña, tiene problemas con su pareja y
pide consejos a sus amigos, Luis un chico matritense y Sara, cuya nacionalidad
es argentina. Los tres tienen la misma edad, veinte años y con un nivel de instrucción sociocultural medio.
-Luis: ¿Qué es lo que pasa? Joder, me has asustao con el
mensajito peliculero que nos has mandao.
-Marta: Es que no os imagináis lo que me ha pasado… (Con voz
quebrada) El majadero de Tomás me ha puesto los tochos… (Limpiándose las
mejillas) pero a mí me la trae fresca.
-Sara: ¡Zha, Tranquilísate! Que a ese le faltan caramelos en el
frasco.
-Marta: Es que hoy ya es demasiao. Me ha pillao por sorpresa.
-Luis: ¡No te rayes! Cuéntanos lo que os ha pasao.
-Marta: Ese tonto es un pipa que no está bien del tarro.
-Sara: Pará un poco, me parese que vos estabas a full con él. Se
veía bien lindo.
-Marta: Pues sí, que me hace sentir frustrada y ansiosa de no
estar a la altura de lo que espera de mí. Por eso, se ha pillao un cabreo
porque siempre hago lo mismo.
-Luis: ¿De qué va todo esto? Es que es muy poco el tiempo que
pasáis juntos.
-Marta: ¿Estás seguro? Claro que si nos vemos, pero…
-Sara: Pero, pareciera que vos no le das ni bola al pibe ese.
Déjate de quemar la cabeza, ¿te va?
-Luis: ¿Sabes qué? Es solo sexo no dejes que te ganen tus
inseguridades y miedos… ¡Coño! Que pasáis más tiempo con nosotros que con el
tal Tomás.
-Marta: Vaya que no me explico… ¿Creéis que este siendo
acosada?... Me molesta… ¿Qué hago con este tío?
-Luis: Venga hombre que tan poco suena tan grave. Termina con él,
¡sé valiente!
-Marta: ¡Tenéis razón!
Análisis
de la variedad diastrática
Esta es una situación comunicativa en la que las
características sociales y personales configuran el sentido del discurso, y lo
que se comunica en función del nivel de instrucción sociocultural y el sexo.
En este caso, Luís por estar interactuando con dos mujeres
se ve obligado a respetar los turnos de palabra, cualidad netamente femenina.
Sin embargo, algunas veces suele pasar por alto lo que sus amigas comunican
para enfatizar en su punto de vista: “¿Sabes
qué? Es solo sexo no dejes que te ganen tus inseguridades y miedos…” “Venga
hombre que tan poco suena tan grave. Termina con él, ¡sé valiente!”
En esta última intervención, él demuestra que ya se ha
hablado lo suficiente sobre el tema en cuestión y es momento de saltar a otro
tema de conversación, lo cual es aceptado por Marta al expresar “tenéis razón”.
Además del sexo, la edad es un factor que también determina
algunos patrones lingüísticos o tendencias, por ejemplo:
(a) uso de términos indefinidos: “me has asustao con el
mensajito peliculero”… “me parese que vos estabas
a full con él.”
(b) usar términos argóticos y jergales propios de la
juventud: tanto Marta como Sara usan modalidades de habla propias de la
comunidad de jóvenes de sus países de origen para comunicar sus emociones,
ideas, pensamientos o sentimientos. Es propio que Marta diga expresiones como: “El
majadero de Tomás me ha puesto los tochos… pero a mí me la trae fresca… Ese tonto es un pipa que no está bien del tarro… se ha pillao un cabreo…” mientras que Sara recurre a enunciados tales como: “Que
a ese le
faltan caramelos en el frasco… vos no
le das ni bola al pibe ese…”
Es de anotar que estos sociolectos, de acuerdo con Romaine
(1996:105), desarrollan comportamientos lingüísticos que tienden a establecer
redes menos estables, ya que a medida que crecen nuevas generaciones cada
comunidad juvenil va expandiendo cambios lingüísticos debido no sólo a la edad
o el sexo sino a las condiciones culturales, económicas, políticas y sociales
que contextualizan su desarrollo humano.
Por esta razón, se puede afirmar que el código lingüístico
que usan estos tres jóvenes es un código restringido, que denota el uso de un
lenguaje sencillo y pobreza en el dominio de las estructuras sintácticas,
debido al número limitado de vocablos y el poco o escaso uso de relaciones
semánticas de sinonimia.
El reconocimiento de las variables diastráticas lleva al
aprendiz de español como lengua extranjera a reconocer que nuestra lengua como
las otras lenguas naturales no es homogénea y que existen diferentes
comportamientos lingüísticos o normas de acuerdo al nivel de instrucción
sociocultural de los hablantes y las situaciones comunicativas planteadas. Por
lo tanto, aunque se estudie una sola norma se debe desarrollar sus destrezas,
habilidades para comprender los otros comportamientos lingüísticos que tengan los
hispanohablantes.
Análisis
de la variedad diatópica
Se hace necesario considerar las variantes en la forma de
hablar una misma lengua debido a la distancia geográfica que separa a los
hablantes. Se analizan en este aparte algunas características particulares de las
variedades diatópicas correspondientes al español de América. En consecuencia,
se pueden observar rasgos lingüísticos comunes entre la forma de hablar de Sara
y María, por ejemplo:
(a) Seseo: no existe diferencia en la pronunciación de s y
z, c, siendo pronunciadas todas como una /s/. Por ejemplo: hasemos,
importansia, resien, quinse, tranquilisate, parese, paresiera.
(b) Yeísmo: no se diferencia la pronunciación de y y ll.
Por ejemplo: yevamos. En el caso de Sara ese yeísmo es rehilado: “zha”.
En la producción lingüística de Sara se aprecia el uso de extranjerismos,
producto de la proximidad geográfica y relaciones culturales, económicas y
sociales mantenidas con Brasil: pibe <
pibete, “muchacho”.
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Diálogo 2
Es una conversación entre una mujer mejicana de nivel
sociocultural medio, que tiene 35 años de edad y Pedro, un hombre riojano de 40
años de edad cuyo nivel sociocultural es bajo. Ellos discuten sobre una
cuestión doméstica.
-María: Hola.
-Pedro: Hola cielo. ¿A qué viene ese cambio?
-María: ¿Hace cuánto que tú y yo no hasemos el amor?
-Pedro: Venga mujer no seas rancia. Solo es una racha, las rachas
pasan.
-María: No tiene importansia para ti. ¿Por qué? Porque ya no
estamos resién casados.
-Pedro: ¿Qué os pasa? Estás más atacada de lo habitual.
-María: Yevamos quinse años de matrimonio y yo ya no te importó
para nada, no te intereso como mujer.
-Pedro: A todo le buscas una segunda intención. ¡Joder! Que ya no
tenemos edad.
-María: No entiendes. Tú a mí ya no me tocas.
-Pedro: ¡Estás loca, joder, estás loca!
-María: Seguramente tienes cosas muchos más importantes en que
pensar. Pedro, ¿tú me amas todavía?
-Pedro: ¿A ti te parece normal esta situación? El amor es una puta
enfermedad…
-María: Entonses, todo el tiempo que hemos vivido tú y yo solo son
un montón de años…
-Pedro: A ver si me estoy enterando bien porque a lo mejor soy un
poquito obtuso… ¿Estáis insinuando lo que creo que estáis insinuando?
-María: ¿Por qué siempre evades hablar de nosotros? ¿Por qué no
quieres hablar de ti y de mí?...
Análisis
de la variedad diafásica
Como se puede ver es una situación comunicativa de carácter
familiar en la que los interlocutores tienen una relación afectiva. Sin
embargo, la manera en que asumen el problema que los afecta como pareja al
momento de expresar sus emociones, ideas, pensamientos y sentimientos se
manifiesta en dos registros distintos sin que haya problemas de comprensión en
la codificación y descodificación del mensaje. Ella por su nivel socio cultural
usa un lenguaje que denota un grado medio de conocimiento del idioma,
configurando un registro formal, elaborado de carácter familiar para manifestar
su deseo de no sentirse amada luego de quince años de matrimonio. Por ejemplo,
cuando afirma: “Llevamos quinse años de
matrimonio y yo ya no te importó para nada, no te intereso como mujer.”
Él, por su parte, demuestra escaso dominio de la lengua,
razón por la que su registro lingüístico es coloquial. Esto se nota en el uso
de expresiones como: “Venga mujer no seas
rancia. Solo es una racha, las rachas pasan”… “¿Qué os pasa? Estás más atacada
de lo habitual.”
Se puede ver en esta unidad conversacional, los turnos de
habla se dan de manera sucesiva y predictiva. Inicialmente es un hola por parte
de ella en tono de indiferencia o reproche, al que su marido responde con una
respuesta esperada por parte de ella, el reconocimiento de que algo ha
cambiado.
Ella continúa hablando en un tono muy solemne y recurre al
eufemismo de hacer el amor para interrogar a su esposo sobre la escasa
frecuencia con que tienen relaciones sexuales. Situación a partir de la cual se
construyen pares adyacentes en torno a formulación de preguntas o reproches por
parte de ella que generan en él segundas partes prioritarias de conformidad y
aceptación a los juicios que ella comunica.
Se percibe que ella ha pensado mucho en lo que está
sucediendo en su matrimonio, de manera que puede haber planificado su discurso,
dejándolo a él en presencia de una situación comunicativa que no le es próxima
a su sentir, que lo invita a tomar distancia y usar un lenguaje muy coloquial
con el que parece demostrar que acepta los reproches de su esposa: “¡Estás loca, joder, estás loca!... ¿A ti te
parece normal esta situación? El amor es una puta enfermedad…”
Él transgrede claramente la máxima de cantidad, no es capaz
de decir lo justo: “¡Estás loca, joder,
estás loca!”; la máxima de calidad, no es sincero con su esposa: “Venga mujer no seas rancia. Solo es una
racha, las rachas pasan”; la máxima de relación, sus ideas no son
relevantes para la solución del problema: “¿A
ti te parece normal esta situación? El amor es una puta enfermedad…”
Faltas de respeto al principio de cooperación, que hacen
que ella reafirme la información de carácter implícito que venía suponiendo
frente a la lejanía y ausencia de su marido.
Se finaliza este análisis conversacional, afirmando que el
conocimiento de las variedades funcionales o diafásicas, que se usan de acuerdo
a las situaciones de comunicación le permite al estudiante de ELE estar
familiarizado con los distintos registros lingüísticos de la lengua española y
ampliar sus posibilidades de desarrollar su competencia comunicativa, y por lo
tanto, su capacidad para participar en diferentes actos comunicativos.
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Diálogo 3
En esta conversación un profesor de Canarias de 55 años y
un joven cubano de 23 años dialogan sobre una cuestión académica. Ambos de un
nivel de instrucción sociocultural alto.
-Profesor: López, ¿tendríah unoh minutoh para conversar?
-Alumno: Sí, claro, dígame profesor Machado.
-Profesor: El caso es que quería recordarte que la asihtensia eh
obligatoria, y tú estáh faltando bahtante a clase durante el último meh.
-Alumno: Claro que lo sé. Uhted lo explicó al comensar ehte curso. El
problema eh que ehtoy con el proyecto de investigasión y lah últimah veses el
tutor mío me sitó en el mihmo horario de la clase suya.
-Profesor: Ya le comprendo, pero no debeh faltar mah a mih claseh
porque si no voy a tener que reprobarte. Tienes que organisar el horario con tu
tutor, así podrah asistir a mih claseh.
-Alumno: Profesor, yo puedo ehtudiar su materia poh cuenta mía
pohque el tutor mío no tiene otro horario dihponible.
-Profesor: El problema no eh que ehtudieh por tu cuenta. Recuerda que
ehta es una asignatura teórico-práctica y nesesitas haceh demohtrasiones de lo
que vas comprendiendo.
-Alumno: Tiene uhted razón. Iré a hablar con él para no afectar mi
rendimiento académico.
-Profesor:
Bueno así ehpero, nos vemos en la siguiente clase.
-Alumno: Grasias profesor.
-Profesor: De nada, que te valla bien.
Análisis
de variedades
(a)
Variedad diafásica: Esta conversación se
refiere a una situación académica que ocurre en una institución educativa, por
lo tanto, se relaciona con hechos relacionados al proceso de enseñanza y
aprendizaje y los factores que en ellos intervienen.
El canal que se usa para comunicar el mensaje es el oral,
por lo tanto, el discurso es poco planificado y se va construyendo
espontáneamente en la medida en que interactúan los sujetos inmersos en el
proceso. El tono de su comunicación manifiesta un grado de formalidad solemne,
que se identifican a través del uso de un lenguaje cortes y objetivo por parte
de ambos sujetos, entre los que media una relación de docente – estudiante.
De ahí, que no se dé lugar a implicaturas conversacionales
ya que ambos hablantes respetan el principio de cooperación y cumplen con las
máximas de cantidad (se dice lo justo), de cualidad (el estudiante es sincero
ante los cuestionamientos de su profesor), de relación (el mensaje comunicado
es relevante para ambas personas) y de modo o manera (hay claridad en la
información que se comunica).
Esta cortesía positiva permite a ambos hombres sentir
respeto, solidaridad y empatía ante lo que se expresa, en consecuencia, los
turnos de palabra son sucesivos y alternados. Luego del primer turno en el que
se pregunta y se emite un juicio hay segundas partes prioritarias que denotan
aceptación y respuestas esperadas respecto a lo dicho por el maestro.
(b)
Variedad diastrática: Al haber una relación de
jerarquía maestro – estudiante, se percibe que hay un respeto en el turno de
palabra y el alumno se ve obligado a unir lo que dice su mensaje con lo que ha
dicho su profesor para llevar el hilo conductor que origina la conversación. De
esta manera, la conducta lingüística de ambos hombres se fundamenta en una
negociación que le permita a cada uno mantener su rol dentro del orden social
en que ocurren los hechos: “yo soy el maestro”, “usted es el estudiante y debe
cumplir con sus compromisos académicos”.
Para expresar sus ideas, pensamientos ambos usan un
vocabulario propio de una variedad lingüística estándar, propia de su nivel de
instrucción sociocultural alto; así mismo reflejan la construcción de un código
elaborado en el que se respeta el orden gramatical y se organiza adecuadamente
la información, dando lugar a una transmisión explicita de significados.
(c) Variedad
diatópica: En la producción lingüística de ambos
hablantes se pueden percibir las siguientes características:
·
Seseo
·
Aspiración, debilitamiento
y pérdida de consonantes en posición final de sílaba.
Reflexión
final
La formación como profesor de ELE significa reconocer las
variedades de español y estar abiertos a las múltiples posibilidades de
explotación didáctica que pueden suceder en el aula de clases cuando se presentan
a los estudiantes para su análisis y comprensión, ya que el fin último del
proceso de enseñanza y aprendizaje es desarrollar las habilidades comunicativas
en el aula de clases tanto a nivel oral como escrito, con el objeto de que cada
estudiante aprenda a afrontar las exigencias de comunicarse eficazmente en
situaciones de habla específica que resaltan el por qué, el dónde, el cuándo,
el con quién y el cómo (aspectos sociolingüísticos y pragmáticos del lenguaje).
Se trata de llevar a cabo un proceso académico en el que
los estudiantes puedan comprender que a pesar de la unidad lingüística de
nuestro idioma español, existen diversidades lingüísticas sujetas a variedades diafásicas
(situación comunicativa), diastráticas (factores socioculturales) y diatópicas
(contexto geográfico), de esa manera al tener conocimiento de los diferentes
comportamientos lingüísticos de los hispanohablantes pueden interpretar la
manera como ocurren las interacciones verbales, se comprende y negocia el
significado a través del uso de las estructuras sintácticas adecuadas.
BIBLIOGRAFIA
Moreno Fernández, F. (2010). Las variedades de la lengua
española y su enseñanza. Madrid, España: Editorial Arcos.
Vila, R. (noviembre de 1988). Las variantes lingüísticas en
la enseñanza de español como lengua extranjera. Cable (02), p. 53 – 57.
Zanon, J. y Hernández, M. J. (1990). La enseñanza de la
comunicación en la clase de español. Recuperado el 1° de febrero de 2015 de http://cvc.cervantes.es/ensenanza/biblioteca_ele/antologia_didactica/enfoque02/hernandez_zanon02.htm