Para mejorar la calidad de la enseñanza del inglés en Colombia, el Ministerio de Educación Nacional consideró fundamental apoyarse en un referente internacional sólido. Y es que, en un mundo globalizado, dominar una segunda lengua —como el inglés— no es solo una ventaja competitiva: es una necesidad para abrir puertas al conocimiento, al trabajo y a nuevas formas de vivir y pensar.
Con este propósito, se
adoptó el Marco Común Europeo de Referencia para las Lenguas (MCER), una
herramienta ampliamente reconocida en el ámbito educativo y lingüístico a nivel
mundial. Este marco describe de forma detallada los niveles de competencia
lingüística que una persona puede alcanzar, desde los niveles más básicos hasta
los más avanzados. Y lo mejor: lo hace de forma clara, progresiva y aplicable a
múltiples contextos.
¿Qué significa cada
nivel del MCER?
El Marco Común Europeo
divide la competencia lingüística en seis niveles, agrupados en tres grandes
categorías:
- Usuario básico (A1 y A2): En este nivel, el estudiante puede
comprender y usar expresiones sencillas, presentar información personal
básica, y desenvolverse en tareas cotidianas, como hacer compras o
describir su entorno inmediato. Es como tener una caja de herramientas
esencial para sobrevivir en un entorno donde se habla inglés.
- Usuario independiente (B1 y B2): Aquí, el usuario ya puede comprender
ideas principales en textos claros, interactuar con hablantes nativos con
cierta fluidez, y expresar opiniones sobre temas conocidos. En este punto,
el inglés ya no es solo una asignatura: es una vía real de comunicación.
- Usuario competente (C1 y C2): Estos niveles son los más altos. Permiten
comprender textos complejos, reconocer significados implícitos, y
expresarse con precisión, fluidez y naturalidad incluso en contextos
profesionales o académicos exigentes. En resumen, aquí el inglés se
convierte en una herramienta de pensamiento, análisis y creación.
La verdad es que, al
establecer estos niveles como referentes para estudiantes y docentes, Colombia
da un paso firme hacia la excelencia educativa. Se espera, por ejemplo, que los
egresados de programas de licenciatura en lenguas alcancen al menos un nivel
C1, mientras que los docentes de inglés deberían tener un B2 como
mínimo. Esto no solo mejora la calidad de la enseñanza, sino que también
fortalece la equidad en el acceso a oportunidades.
Competencias clave
para enseñar y aprender inglés
Ahora bien, para
aprender un idioma no basta con memorizar listas de palabras o estudiar
gramática de forma aislada. Según los Estándares Básicos de Competencias en
Lenguas Extranjeras del Ministerio de Educación Nacional (MEN, 2006), es
fundamental desarrollar tres tipos de competencias esenciales:
- Competencia lingüística: Se refiere al conocimiento del sistema de
la lengua: vocabulario, fonética, gramática, ortografía. Es como aprender
a usar correctamente las piezas de un rompecabezas.
- Competencia pragmática: Tiene que ver con cómo usamos esas piezas
para construir mensajes coherentes, apropiados y significativos en
contextos reales. Aquí entran en juego habilidades como organizar ideas,
conectar frases y emplear el lenguaje con propósito.
- Competencia sociolingüística: Implica entender los factores sociales y
culturales que rodean al idioma. No es lo mismo hablar con un amigo que
con un profesor, ni es igual conversar en un café de Londres que en una
sala de reuniones en Nueva York. Esta competencia nos enseña a “leer el
ambiente” lingüístico.
¿Aprender o
adquirir una lengua? Una mirada desde la teoría
El lingüista Stephen
Krashen (2009) plantea una distinción clave: aprender un idioma no es lo
mismo que adquirirlo. El aprendizaje se da de forma consciente, cuando
estudiamos reglas y estructuras. En cambio, la adquisición ocurre de manera más
natural y espontánea, casi sin darnos cuenta —como cuando los niños aprenden a
hablar.
Y es que, según
Krashen, los adultos también pueden adquirir un idioma de forma subconsciente,
sin depender exclusivamente de ejercicios gramaticales o correcciones. Por eso,
estrategias de enseñanza que promueven el uso real del idioma, en contextos auténticos
y significativos, suelen ser mucho más efectivas.
El enfoque CLIL:
aprender inglés mientras se aprende otra cosa
Aquí entra en juego un
enfoque pedagógico cada vez más reconocido: el Aprendizaje Integrado de
Contenidos y Lenguas Extranjeras (CLIL, por sus siglas en inglés). Este
término, acuñado por David Marsh (1994), propone que es más eficaz
aprender un idioma extranjero mientras se estudian otras materias —como
ciencias, historia o arte— en lugar de enseñar el idioma de forma aislada.
CLIL no es solo una
metodología: es una forma de pensar el aprendizaje de lenguas desde una
perspectiva integradora, vivencial y significativa. De hecho, según Do Coyle
(2002), este enfoque se apoya en cuatro principios fundamentales:
- El contenido es el corazón del
aprendizaje. No se trata
solo de aprender inglés por aprenderlo, sino de usarlo para comprender el
mundo.
- El lenguaje es una herramienta de
pensamiento y comunicación.
Se aprende mientras se usa, en contextos reales y funcionales.
- Debe implicar un reto cognitivo. Los estudiantes necesitan pensar,
resolver problemas y construir conocimiento, no solo repetir frases.
- Fomenta la conciencia multicultural. Aprender una lengua es también abrirse a
otras culturas, perspectivas y formas de vida.
Estos principios hacen
del CLIL una propuesta poderosa, especialmente en contextos educativos donde se
busca formar ciudadanos críticos, plurilingües y culturalmente conscientes.
Conclusión:
construir un bilingüismo con sentido
En síntesis, el uso
del Marco Común Europeo, el desarrollo equilibrado de competencias
lingüísticas, y la implementación de enfoques integradores como CLIL
representan un camino claro hacia una educación más equitativa, significativa y
conectada con el mundo. Y es que aprender una lengua no es solo aprender
palabras: es abrirse a nuevas formas de ver, sentir y actuar.
Referencias
Coyle, D.
(2002). Content and Language Integrated Learning: Motivating learners and
teachers. CILT.
Krashen, S.
(2009). Principles and Practice in Second Language Acquisition.
Pergamon.
Marsh, D.
(1994). Bilingual education & Content and Language Integrated Learning.
University of Sorbonne.
Ministerio de
Educación Nacional. (2006). Estándares Básicos de Competencias en Lenguas
Extranjeras: Inglés. MEN.
Consejo de Europa.
(2001). Marco Común Europeo de Referencia para las Lenguas: Aprendizaje,
Enseñanza, Evaluación. Instituto Cervantes/Oxford University Press.
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