jueves, 4 de septiembre de 2025

Cultura tecnológica: entre el avance imparable y la dignidad humana

 La cultura tecnológica nos interpela desde un progreso vertiginoso que ya no admite reversión. Abordar esta realidad requiere humanizar la tecnología sin convertirnos en sus esclavos. Desde una conceptualización rica y detallada en el contexto colombiano, se distingue entre una cultura tecnológica incorporada—práctica, concreta y ligada a sistemas técnicos—y una no incorporada, que involucra creencias, valores y representaciones simbólicas. Ejemplos como el conductor de automóvil ilustran esta dualidad, mientras que categorías generacionales —nativos, inmigrantes, turistas digitales e inmovilistas analógicos— revelan cómo distintos grupos interactúan con ese entramado técnico que nos rodea.

1. Contexto y vocación humanista

Vivimos un progreso tecnológico que avanza sin freno ni retroceso. Esta realidad demanda que lo tecnológico tenga dimensión humana: humanizar las máquinas, no robotizar a las personas. La tecnología debe servir para el bienestar, la comodidad, y la simplificación de la vida… pero ¡ojo! sin encadenarnos a ella. Esta tensión entre empoderamiento y dependencia es el motor de la reflexión sobre “cultura tecnológica”.

2. Marco conceptual desde la óptica colombiana

¿Qué es la cultura tecnológica?

Es el conjunto de representaciones, valores y comportamientos que emergen en nuestra interacción con la tecnología. Incluye cómo nos comunicamos, cómo interpretamos el mundo técnico y cómo hacemos un uso consciente de nuestras herramientas. En esencia: la tecnología como instrumento, siempre y cuando haya conocimiento y uso adecuado para poder aprovecharla plenamente.

3. Componentes de la cultura tecnológica

3.1 Componente práctico (incorporado a sistemas técnicos)

Este pilar corresponde a los conocimientos técnicos, las habilidades operacionales, las pautas de comportamiento y los entrenamientos necesarios para operar un sistema. Además, engloba la integración de valores y objetivos tecnológicos como parte del propio sistema. Por ejemplo, un profesional que entiende la lógica de diseño de una máquina y comparte sus metas funcionales.

3.2 Componente valorativo (no incorporado)

Aquí dejamos el plano de lo técnico y nos adentramos en lo simbólico y cultural: conocimientos científicos generales no asociados a un sistema concreto, creencias (como mitos tecnológicos), normas sociales, valores morales, políticos o religiosos que orientan el uso de la tecnología. Por ejemplo, valorar la vida frente al avance tecnológico en medicina, o defender la estabilidad frente a la innovación.

4. Modalidades: incorporada vs. no incorporada

Modalidad

Descripción

Cultura tecnológica incorporada

Creencias, conocimientos y valores asimilados por los operadores de un sistema técnico: su formación, entrenamiento y la interiorización de fines tecnológicos como deseables.

Cultura tecnológica no incorporada

Conocimientos generales, representaciones simbólicas, normas sociales o creencias que relacionan la tecnología con valores más amplios, sin estar ligados directamente a sistemas técnicos.

5. Ejemplo aplicado: el conductor de automóviles

  • Cultura tecnológica incorporada:
    • Saber mecánica del vehículo.
    • Entrenamiento real en conducción.
    • Interiorización de normas de tránsito como parte del sistema técnico.
  • Cultura tecnológica no incorporada:
    • Creencias (acertadas o erróneas) sobre contaminación.
    • Normas sociales o de convivencia en el tránsito.
    • Valores respecto a proteger espacios históricos urbanos frente a impactos ambientales.

Este ejemplo muestra cómo un actor (el conductor) integra conocimientos técnicos, normas y valores sociales que no pertenecen al sistema mecánico, pero sí influyen en su uso responsable.

6. Dimensión temporal y grupos generacionales

El tiempo y el contexto colectivo definen cómo nos relacionamos con la tecnología. Se reconocen cuatro tipos de sujetos:

  • Nativos digitales: nacieron en la era digital, manejan las TIC con natural fluidez, dominan herramientas multimedia, redes, blogs y contenidos digitales con comodidad innata.
  • Inmigrantes digitales: personas entre aproximadamente 35 y 55 años, que crecieron sin tecnología, pero se adaptaron progresivamente a ella.
  • Turistas digitales: usuarios que solo interactúan superficialmente con la red (un correo electrónico ocasional, por ejemplo), sin adentrarse en ella.
  • Inmovilistas analógicos: aquellos que rehúsan activamente usar herramientas tecnológicas, permaneciendo en la lógica analógica.

Estas categorías explican que no todos vivimos la tecnología igual: hay quienes la abrazan, otros que la integran gradualmente y algunos que permanecen al margen.

7. Análisis crítico y humanización tecnológica

En Colombia, más que admirar el avance técnico, urge preguntarnos: ¿cómo cultivamos una tecnología humana? El desafío es educar no solo en habilidades, sino en pensamiento crítico sobre valores tecnológicos. Ejemplos útiles:

  • Ejemplo 1: Un ingeniero de transporte capacitado sabe cómo funciona un sistema semafórico (incorporado) y reflexiona sobre cómo su diseño debe priorizar zonas escolares por encima de la velocidad del flujo vehicular (no incorporado).
  • Ejemplo 2: Un profesor universitario domina plataformas virtuales (incorporado) y al mismo tiempo promueve el pensamiento crítico sobre la brecha digital rural (no incorporado).
  • Contraejemplo: Un usuario que conoce cómo usar redes sociales (incorporado) pero cree erróneamente que toda información en línea es verídica y legal (no incorporado), lo cual evidencia una valoración desequilibrada.

8. Buenas prácticas para promover una cultura tecnológica alineada con lo humano

  1. Capacitar técnicamente de manera rigurosa a los operadores y usuarios (componente incorporado).
  2. Fomentar reflexión ética y cultural en torno al uso y diseño tecnológico (componente no incorporado).
  3. Promover ejemplos cotidianos que conecten la técnica con la vida diaria colombiana (transporte, educación, ambiente).
  4. Incorporar diversidad generacional en los procesos educativos, para abordar nativos, inmigrantes, turistas e inmovilistas desde sus particularidades.
  5. Impulsar políticas públicas sensibles: equilibrar eficiencia técnica y bienestar social (p. ej., regulación tecnológica desde enfoque de DD. HH).
  6. Evaluar críticamente cómo cada tecnología afecta el tejido humano y social, en lugar de adoptarla mecánicamente.

9. Conclusión

La cultura tecnológica es un puente entre el conocimiento técnico y los valores humanos: implica habilidades, normas y significados que pueden y deben estar al servicio de lo humano. En Colombia, humanizar la tecnología significa educar con conciencia, promover el pensamiento crítico y diseñar sistemas que respeten nuestra dignidad. Solo así la tecnología será una herramienta emancipadora, nunca una cadena.

 

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