sábado, 4 de enero de 2025

La Expresión Oral en el Niño Preescolar: Un Proceso Fundamental para el Desarrollo del Lenguaje

 La expresión oral en el niño preescolar es un componente esencial en su desarrollo cognitivo y social. El aprendizaje del lenguaje oral se inicia cuando los niños son incluidos en diversas situaciones de comunicación, principalmente dentro del ámbito familiar y escolar. Jean Piaget, uno de los teóricos más influyentes en el estudio del desarrollo infantil, señala que entre los tres y los cinco años de edad, los niños son particularmente receptivos para aprender y utilizar el lenguaje oral como una herramienta de comunicación (Piaget, 1967). Durante este período, los niños no solo aprenden a utilizar el lenguaje, sino que también comienzan a compartir experiencias, pensamientos y conocimientos con quienes los rodean, creando una base sólida para su futuro aprendizaje.

El entorno en el que el niño se desarrolla desempeña un papel crucial en el enriquecimiento de su lenguaje. Las experiencias comunicativas significativas, ya sea en casa, en la escuela o en el contexto social, permiten que el niño ponga en práctica los conocimientos previos y adquiera nuevos. Según Vygotsky (1978), el lenguaje se convierte en una herramienta para el pensamiento y la comprensión del mundo, y a medida que los niños interactúan, su lenguaje se vuelve más complejo y refinado. Cuando las experiencias comunicativas carecen de relevancia, el proceso de aprendizaje del lenguaje se vuelve más difícil y lento, por lo que es fundamental que estas experiencias sean enriquecedoras y con propósito.

El ritmo de desarrollo del lenguaje varía en cada niño, lo que hace necesario un enfoque pedagógico individualizado que favorezca las características únicas de cada uno. En particular, el proceso de aprendizaje de la lectura y la escritura debe considerar el desarrollo del lenguaje oral. La integración del lenguaje oral y escrito es esencial, ya que ambos procesos se complementan y facilitan el acceso a la comprensión del mundo. De acuerdo con el modelo de enseñanza de Bruner (1996), cuando los niños disfrutan de la lectura y escritura sin sentir presión o rechazo, su aprendizaje se ve fortalecido. Este proceso debe ser estimulante y debe fomentar el placer por el lenguaje en todas sus formas, sin imponer etiquetas negativas que puedan afectar la motivación.

En el desarrollo del lenguaje de los niños preescolares, el contexto familiar, social y escolar juega un papel fundamental. Cada uno de estos entornos contribuye de manera significativa al aprendizaje del niño. En el entorno familiar, los niños tienen la oportunidad de experimentar el lenguaje de manera informal, mientras que en la escuela se les guía para estructurarlo de manera más formal y coherente. A medida que los niños se desarrollan, sus interacciones con los demás y con el mundo cultural que los rodea enriquecen su lenguaje y expanden su capacidad para comunicar ideas de manera clara y precisa. De acuerdo con el estudio de Snow (2010), las interacciones ricas y variadas en el hogar y la escuela permiten a los niños desarrollar un lenguaje más completo, lo que facilita su posterior aprendizaje de la lectura y escritura.

Entre los cinco y los ocho años, los niños experimentan un notable avance en su capacidad de expresión oral. Durante esta etapa, son capaces de dialogar entre ellos, hacer comentarios mientras juegan, y plantear preguntas que demuestran un interés genuino por aprender. Su vocabulario se amplia significativamente, lo que les permite expresarse con frases correctas y comprender la representación de los significados en anuncios publicitarios y otros contextos visuales (Berko Gleason, 2005). En esta etapa, los niños ya han desarrollado una estructura lingüística completa, tanto en forma como en contenido, lo que les permite explorar el mundo de manera más profunda y flexible.

El desarrollo del lenguaje oral también tiene un impacto directo en el proceso de aprendizaje de la lectura y escritura. Para que los niños inicien con éxito estos procesos, es esencial que primero desarrollen habilidades de oralidad y escucha, que son condiciones básicas para una comunicación efectiva. Según el modelo de aprendizaje socio-cultural de Vygotsky (1978), el intercambio y la construcción de significados a través de la interacción social son fundamentales para que los niños accedan a los contenidos culturales y produzcan mensajes más elaborados. Este enfoque permite que los niños amplíen progresivamente su comprensión de la realidad, lo que a su vez facilita el aprendizaje de la lectura y la escritura.

Las metas de preparación para la escuela de los bebés y niños pequeños en el área del desarrollo del lenguaje están relacionadas con la estimulación temprana de la comunicación. Desde que los bebés son muy pequeños, deben recibir atención para que desarrollen habilidades de lenguaje receptivo y expresivo. Es importante hablarles con ternura, repetirles los sonidos que hacen, y nombrar los objetos que ven, lo que les permite asociar palabras con objetos y acciones (Berk, 2013). A medida que los niños crecen, su comprensión del lenguaje oral se expande, y empiezan a usarlo para conversar y comunicarse de manera más efectiva.

El interés en los cuentos y libros también es una parte fundamental del desarrollo del lenguaje. Los niños pequeños disfrutan de manipular objetos, como libros, y de usar "su propio lenguaje", que incluye gestos, entonaciones y palabras inventadas. Este tipo de interacción con los libros no solo les permite aprender nuevas palabras, sino que también fomenta su imaginación y comprensión del mundo (Bus & van Ijzendoorn, 1995). Los adultos pueden apoyar este proceso conversando sobre los relatos y ampliando el vocabulario del niño, lo que facilita su adquisición de nuevas palabras y conceptos.

En conclusión, la expresión oral en el niño preescolar es un proceso complejo que depende de una interacción constante con su entorno. A través de la participación en experiencias comunicativas significativas, los niños desarrollan su lenguaje de manera progresiva, lo que sienta las bases para su aprendizaje de la lectura y la escritura. El apoyo temprano en el hogar y la escuela es esencial para facilitar este desarrollo, creando un entorno que promueva la comunicación efectiva y el disfrute del lenguaje en todas sus formas.

Referencias

Berk, L. E. (2013). Desarrollo psicológico en la infancia (8ª ed.). Pearson.

Berko Gleason, J. (2005). The development of language (7ª ed.). Pearson.

Bruner, J. (1996). El desarrollo de la mente humana. Taurus.

Piaget, J. (1967). La psicología del niño. Editorial Morata.

Snow, C. E. (2010). Academic language and the challenge of reading for learning about science. Science, 328(5977), 450-452. 

Vygotsky, L. S. (1978). Mind in society: The development of higher psychological processes. Harvard University Press.

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