Los trastornos del lenguaje en niños en edad preescolar son un tema relevante para la comunidad educativa y médica, ya que su identificación temprana es crucial para un adecuado desarrollo del niño. Estos trastornos pueden manifestarse de diversas formas, afectando tanto la expresión oral como escrita. Es esencial comprender las características y señales de cada trastorno para aplicar las intervenciones necesarias de manera oportuna.
Trastornos del lenguaje oral
Uno de los trastornos más comunes del lenguaje oral es la dislalia, que se refiere a la dificultad en la articulación de los fonemas debido a alteraciones funcionales en los órganos periféricos del habla, como los labios, la lengua o el velo del paladar (Pascual, 1995). Este trastorno impide la pronunciación correcta de ciertos sonidos o grupos de sonidos, afectando especialmente a aquellos que requieren mayor precisión en los movimientos articulares, como la /r/ o la /k/. En general, los niños con dislalia presentan dificultades para producir de forma clara ciertos fonemas, lo que puede dificultar la comprensión de su discurso.
Otro trastorno relevante en el lenguaje oral es el retraso simple del lenguaje (RSL), que se refiere a la demora en el desarrollo de las diferentes áreas del lenguaje: fonológico, semántico, sintáctico y pragmático. Este trastorno se caracteriza por una comprensión y expresión lingüística inferiores a lo esperado para la edad del niño, sin que haya alteraciones fisiológicas o neurológicas que lo expliquen (Portellano, 2007). El RSL es comúnmente más notorio en el lenguaje expresivo que en el comprensivo y puede evidenciarse en niños que presentan dificultades para usar el lenguaje adecuadamente en contextos más complejos.
La tartamudez es otro trastorno del lenguaje oral que afecta la fluidez verbal, caracterizándose por repeticiones indeseadas de sílabas, palabras o frases, acompañadas de interrupciones en el ritmo del habla. Este trastorno tiene su origen en la falta de coordinación de los movimientos periféricos del habla y suele manifestarse entre los tres y seis años, siendo más común en los varones (San Andrés, 2003). La tartamudez puede generar angustia en los niños, ya que interrumpe su capacidad de comunicación fluida.
Trastornos del lenguaje escrito
Los trastornos del lenguaje escrito abarcan dificultades relacionadas con los procesos de lectura y escritura. Uno de los trastornos más conocidos en este ámbito es la dislexia, que se asocia con problemas para reconocer y manipular los sonidos del lenguaje. Los niños con dislexia tienen dificultades para decodificar palabras, lo que afecta su capacidad de leer, escribir y deletrear correctamente. Este trastorno persiste a lo largo de la vida y afecta a alrededor de uno de cada diez niños (San Andrés, 2003). La dislexia no está vinculada a una disminución de la inteligencia, sino que se relaciona con alteraciones en el procesamiento del lenguaje y la memoria a corto plazo. Los niños con dislexia pueden tener dificultades para pronunciar palabras nuevas, reconocer palabras familiares y asociar sonidos con letras.
Entre los signos tempranos de dislexia se incluyen la tardanza en el inicio del habla, dificultades para recordar letras, números y colores, así como problemas para mantener la atención y seguir instrucciones (Portellano, 2007). A medida que los niños avanzan en la educación, la dislexia puede dificultar la fluidez lectora y la escritura.
Otro trastorno relacionado con el lenguaje escrito es la disortografía, que afecta la capacidad de escribir correctamente siguiendo las normas ortográficas. Los niños con disortografía suelen cometer errores como la omisión o sustitución de letras, la inversión de palabras y la dificultad para organizar las palabras dentro de las oraciones (Pascual, 1995). Este trastorno puede ir acompañado de otros retrasos en el desarrollo del lenguaje y es común en niños con dificultades en la adquisición del lenguaje oral.
La disgrafía, por su parte, es un trastorno que afecta la capacidad de escribir de forma legible, siendo su principal característica la dificultad en el trazo y la forma de las letras. Los niños con disgrafía presentan una escritura desordenada, a menudo ilegible, que puede estar relacionada con problemas en la motricidad fina y la percepción visoespacial (San Andrés, 2003). Existen dos tipos de disgrafía: motriz y específica. La disgrafía motriz está relacionada con trastornos psicomotores que afectan la capacidad de escribir, mientras que la disgrafía específica involucra dificultades en la percepción de formas y la desorientación espacial.
Intervención y diagnóstico
Es importante que los padres y educadores estén atentos a los signos de los trastornos del lenguaje en niños preescolares. La detección temprana permite aplicar estrategias de intervención adecuadas que favorezcan el desarrollo del lenguaje del niño. Si se observan dificultades para hablar o comprender el lenguaje en niños de 15 a 36 meses, es recomendable consultar a un profesional médico o un especialista en lenguaje para evaluar la situación y determinar el tratamiento más adecuado.
En conclusión, los trastornos del lenguaje en niños preescolares son diversos y pueden afectar tanto la expresión oral como escrita. Identificar estos trastornos a tiempo y ofrecer el apoyo adecuado es esencial para garantizar que los niños puedan superar las dificultades y desarrollar su lenguaje de manera adecuada. La intervención temprana puede marcar una diferencia significativa en el desarrollo académico y emocional de los niños, ayudándoles a mejorar su autoestima y confianza.
Referencias
Pascual, P. (1995). Trastornos del lenguaje en la infancia. Editorial Médica Panamericana.
Portellano, A. (2007). El desarrollo del lenguaje en la infancia. Ediciones Pirámide.
San Andrés, M. (2003). La dislexia: teoría y práctica clínica. Editorial Alianza.
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