domingo, 29 de junio de 2025

Diseño pedagógico para una modalidad híbrida en la enseñanza del inglés como lengua franca global

Adoptar un modelo híbrido para la enseñanza del inglés en instituciones escolares representa una apuesta estratégica y a largo plazo, que busca formar ciudadanos competentes lingüística y cognitivamente en un mundo interconectado. Esta modalidad, que combina la intensificación progresiva del inglés desde grado 1° hasta grado 9°, y una inmersión parcial en inglés a través de asignaturas curriculares en 10° y 11°, se fundamenta en teorías lingüísticas y pedagógicas sólidas, así como en evidencias prácticas que promueven el desarrollo integral de los estudiantes.

 

1. Fundamentos teóricos sobre lengua y aprendizaje

La propuesta se sostiene sobre el enfoque comunicativo (Canale & Swain, 1980), que considera la lengua como herramienta para la acción social, y la teoría de la interdependencia lingüística (Cummins, 1981), la cual afirma que los conocimientos adquiridos en la lengua materna pueden transferirse a la segunda lengua.

Además, se incorpora el enfoque CLIL (Content and Language Integrated Learning), que promueve la enseñanza de contenidos académicos a través del inglés. Este enfoque favorece tanto la competencia comunicativa básica (BICS) como la competencia académica cognitiva (CALP), necesarias para el éxito en contextos escolares y universitarios (Cummins, 2000).

 

2. Objetivos generales y específicos del programa

Objetivo general: Desarrollar en los estudiantes una competencia comunicativa en inglés que les permita interactuar en contextos cotidianos y académicos, así como desenvolverse en estudios superiores en entornos bilingües o internacionales.

Objetivos específicos:

  • Promover el uso del inglés desde una perspectiva funcional, significativa y contextualizada.
  • Fomentar la transferencia de conocimientos entre la lengua materna y el inglés.
  • Potenciar el pensamiento crítico, científico y disciplinar en lengua extranjera.
  • Consolidar habilidades lingüísticas y cognitivas alineadas con el nivel B1+ o superior, según los Estándares del MEN.

 

3. Organización de actividades de enseñanza y aprendizaje

Durante la fase de intensificación (grados 1° a 9°), las actividades deben combinar el desarrollo de habilidades lingüísticas con contenidos disciplinares graduales, que se conectarán con el área a enseñar en inglés en la educación media. Las tareas sugeridas incluyen:

  • Proyectos integrados entre inglés y ciencias, matemáticas o sociales.
  • Lectura guiada de textos en ambas lenguas, con apoyos visuales y conceptuales.
  • Producción escrita de pequeños informes científicos o narrativos.
  • Uso de herramientas digitales para aprendizaje autónomo.

En grados 10° y 11°, se propone una asignatura curricular dictada en inglés, centrada más en la expresión de ideas complejas que en la corrección gramatical. Aquí el aula se transforma en un espacio de discusión, análisis y exploración del conocimiento disciplinar en inglés, mientras que la clase de inglés refuerza el léxico, las estructuras y los registros necesarios.

 

4. Roles del docente, el estudiante y los materiales

Docentes: Los profesores de inglés deben formarse en metodologías CLIL, colaborar activamente con docentes de otras áreas y diseñar secuencias didácticas con base en contenidos académicos. Por su parte, los docentes de las áreas dictadas en inglés deben poseer un nivel mínimo C1, y aplicar didácticas específicas de su disciplina, usando el inglés como medio, no como fin.

Estudiantes: Los estudiantes son protagonistas activos. Se espera que utilicen estrategias metacognitivas, transfieran conocimientos entre lenguas, y participen en interacciones auténticas donde expresen hipótesis, resuelvan problemas y compartan ideas.

Materiales: Deben ser auténticos, variados y alineados con los objetivos de aprendizaje. Es crucial contar con textos en inglés, recursos digitales, videos, simulaciones y evaluaciones formativas que enriquezcan el proceso. Además, el aula debe facilitar el acceso a estos recursos y propiciar la interacción.

 

5. Técnicas, prácticas y comportamientos esperados

Algunas prácticas clave incluyen:

  • El uso de mapas conceptuales, análisis de contraste, y traducción reflexiva, para mediar entre idiomas.
  • Actividades de lectura crítica y escritura académica en inglés.
  • Fomentar debates, exposiciones y juegos de roles.
  • Promover la autonomía con espacios estructurados para el autoaprendizaje.

El comportamiento esperado de los docentes es flexible, colaborativo, curioso y en constante formación. Los estudiantes, por su parte, deben mostrarse exploradores del lenguaje, capaces de aprender con y desde el contenido.

 

6. Evaluación: más allá de la gramática

La evaluación en este modelo se centra en el uso funcional del inglés para comunicar ideas disciplinares, más que en la precisión lingüística. Se recomiendan rúbricas que consideren:

  • La claridad con la que el estudiante expresa conceptos científicos o matemáticos.
  • El uso apropiado del registro académico.
  • La capacidad de argumentar y justificar ideas en inglés.

Además de las pruebas internas y la prueba SABER 11, pueden utilizarse instrumentos externos como TOEFL Junior, APTIS o PET para verificar el progreso.

 

7. Condiciones necesarias y sostenibilidad

Implementar esta modalidad requiere:

  • Formación docente continua en inglés y CLIL.
  • Diagnóstico del nivel de inglés del personal y diseño de rutas de cualificación.
  • Aumento progresivo de la intensidad horaria.
  • Definición clara del área curricular que se dictará en inglés.
  • Adquisición de materiales, infraestructura tecnológica y conectividad.
  • Evaluación constante del impacto del programa.

 

La verdad es que enseñar inglés no se trata solo de enseñar palabras; se trata de abrir puertas a mundos nuevos, a ideas complejas, a voces diversas. El modelo híbrido, bien implementado, permite que los estudiantes no solo aprendan inglés, sino que piensen en inglés, construyan conocimiento y se preparen para una vida académica y profesional sin fronteras.

Y es que, al final, cuando un estudiante logra explicar una idea científica en otra lengua, no solo demuestra competencia lingüística, sino también confianza, empoderamiento y una comprensión profunda del mundo.

 

Referencias

  • Canale, M., & Swain, M. (1980). Theoretical bases of communicative approaches to second language teaching and testing. Applied Linguistics, 1(1), 1–47.
  • Cummins, J. (1981). Bilingualism and Minority-Language Children. Ontario Institute for Studies in Education.
  • Cummins, J. (2000). Language, Power and Pedagogy: Bilingual Children in the Crossfire. Multilingual Matters.
  • Coyle, D., Hood, P., & Marsh, D. (2010). CLIL: Content and Language Integrated Learning. Cambridge University Press.
  • Ministerio de Educación Nacional (MEN). (2006). Estándares Básicos de Competencias en Lenguas Extranjeras: Inglés. Bogotá: MEN.

 

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