Adoptar un modelo híbrido para la enseñanza del inglés en instituciones escolares representa una apuesta estratégica y a largo plazo, que busca formar ciudadanos competentes lingüística y cognitivamente en un mundo interconectado. Esta modalidad, que combina la intensificación progresiva del inglés desde grado 1° hasta grado 9°, y una inmersión parcial en inglés a través de asignaturas curriculares en 10° y 11°, se fundamenta en teorías lingüísticas y pedagógicas sólidas, así como en evidencias prácticas que promueven el desarrollo integral de los estudiantes.
1. Fundamentos
teóricos sobre lengua y aprendizaje
La propuesta se
sostiene sobre el enfoque comunicativo (Canale & Swain, 1980), que
considera la lengua como herramienta para la acción social, y la teoría de
la interdependencia lingüística (Cummins, 1981), la cual afirma que los
conocimientos adquiridos en la lengua materna pueden transferirse a la segunda
lengua.
Además, se incorpora
el enfoque CLIL (Content and Language Integrated Learning), que promueve
la enseñanza de contenidos académicos a través del inglés. Este enfoque
favorece tanto la competencia comunicativa básica (BICS) como la competencia
académica cognitiva (CALP), necesarias para el éxito en contextos escolares
y universitarios (Cummins, 2000).
2. Objetivos
generales y específicos del programa
Objetivo general: Desarrollar en los estudiantes una competencia
comunicativa en inglés que les permita interactuar en contextos cotidianos
y académicos, así como desenvolverse en estudios superiores en entornos
bilingües o internacionales.
Objetivos
específicos:
- Promover el uso del inglés desde una
perspectiva funcional, significativa y contextualizada.
- Fomentar la transferencia de conocimientos
entre la lengua materna y el inglés.
- Potenciar el pensamiento crítico,
científico y disciplinar en lengua extranjera.
- Consolidar habilidades lingüísticas y
cognitivas alineadas con el nivel B1+ o superior, según los
Estándares del MEN.
3. Organización de
actividades de enseñanza y aprendizaje
Durante la fase de
intensificación (grados 1° a 9°), las actividades deben combinar el
desarrollo de habilidades lingüísticas con contenidos disciplinares graduales,
que se conectarán con el área a enseñar en inglés en la educación media. Las
tareas sugeridas incluyen:
- Proyectos integrados entre inglés y
ciencias, matemáticas o sociales.
- Lectura guiada de textos en ambas lenguas,
con apoyos visuales y conceptuales.
- Producción escrita de pequeños informes
científicos o narrativos.
- Uso de herramientas digitales para
aprendizaje autónomo.
En grados 10° y 11°,
se propone una asignatura curricular dictada en inglés, centrada más en la expresión
de ideas complejas que en la corrección gramatical. Aquí el aula se
transforma en un espacio de discusión, análisis y exploración del conocimiento
disciplinar en inglés, mientras que la clase de inglés refuerza el
léxico, las estructuras y los registros necesarios.
4. Roles del
docente, el estudiante y los materiales
Docentes: Los profesores de inglés deben formarse en
metodologías CLIL, colaborar activamente con docentes de otras áreas y diseñar
secuencias didácticas con base en contenidos académicos. Por su parte, los
docentes de las áreas dictadas en inglés deben poseer un nivel mínimo C1,
y aplicar didácticas específicas de su disciplina, usando el inglés como medio,
no como fin.
Estudiantes: Los estudiantes son protagonistas activos. Se
espera que utilicen estrategias metacognitivas, transfieran conocimientos entre
lenguas, y participen en interacciones auténticas donde expresen hipótesis,
resuelvan problemas y compartan ideas.
Materiales: Deben ser auténticos, variados y alineados con
los objetivos de aprendizaje. Es crucial contar con textos en inglés, recursos
digitales, videos, simulaciones y evaluaciones formativas que enriquezcan el
proceso. Además, el aula debe facilitar el acceso a estos recursos y propiciar
la interacción.
5. Técnicas,
prácticas y comportamientos esperados
Algunas prácticas
clave incluyen:
- El uso de mapas conceptuales, análisis
de contraste, y traducción reflexiva, para mediar entre idiomas.
- Actividades de lectura crítica y
escritura académica en inglés.
- Fomentar debates, exposiciones y juegos de
roles.
- Promover la autonomía con espacios
estructurados para el autoaprendizaje.
El comportamiento
esperado de los docentes es flexible, colaborativo, curioso y en constante
formación. Los estudiantes, por su parte, deben mostrarse exploradores del
lenguaje, capaces de aprender con y desde el contenido.
6. Evaluación: más
allá de la gramática
La evaluación en este
modelo se centra en el uso funcional del inglés para comunicar ideas
disciplinares, más que en la precisión lingüística. Se recomiendan rúbricas
que consideren:
- La claridad con la que el estudiante
expresa conceptos científicos o matemáticos.
- El uso apropiado del registro académico.
- La capacidad de argumentar y justificar
ideas en inglés.
Además de las pruebas
internas y la prueba SABER 11, pueden utilizarse instrumentos externos como
TOEFL Junior, APTIS o PET para verificar el progreso.
7. Condiciones
necesarias y sostenibilidad
Implementar esta
modalidad requiere:
- Formación docente continua en inglés y
CLIL.
- Diagnóstico del nivel de inglés del
personal y diseño de rutas de cualificación.
- Aumento progresivo de la intensidad
horaria.
- Definición clara del área curricular que
se dictará en inglés.
- Adquisición de materiales, infraestructura
tecnológica y conectividad.
- Evaluación constante del impacto del
programa.
La verdad es que
enseñar inglés no se trata solo de enseñar palabras; se trata de abrir
puertas a mundos nuevos, a ideas complejas, a voces diversas. El modelo
híbrido, bien implementado, permite que los estudiantes no solo aprendan
inglés, sino que piensen en inglés, construyan conocimiento y se
preparen para una vida académica y profesional sin fronteras.
Y es que, al final,
cuando un estudiante logra explicar una idea científica en otra lengua, no solo
demuestra competencia lingüística, sino también confianza, empoderamiento y
una comprensión profunda del mundo.
Referencias
- Canale, M., & Swain, M.
(1980). Theoretical bases of communicative approaches to second
language teaching and testing. Applied Linguistics, 1(1), 1–47.
- Cummins, J. (1981). Bilingualism
and Minority-Language Children. Ontario Institute for Studies in Education.
- Cummins, J. (2000). Language,
Power and Pedagogy: Bilingual Children in the Crossfire. Multilingual Matters.
- Coyle, D., Hood, P., &
Marsh, D. (2010). CLIL: Content and Language Integrated Learning. Cambridge University Press.
- Ministerio de Educación Nacional (MEN).
(2006). Estándares Básicos de Competencias en Lenguas Extranjeras:
Inglés. Bogotá: MEN.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Me gustaría conocer tu opinión