En el marco de los programas regulares o tradicionales de inglés como lengua extranjera, diseñar una propuesta pedagógica eficaz implica comprender profundamente tanto la naturaleza del lenguaje como los procesos de aprendizaje implicados en su adquisición. Desde una perspectiva comunicativa, estos programas deben trascender la idea de enseñar inglés como una simple asignatura más del currículo. En cambio, deben orientarse hacia el desarrollo de la competencia comunicativa integral, entendida como la capacidad de interactuar eficazmente en contextos significativos mediante las cinco habilidades lingüísticas: comprensión auditiva, producción oral (incluyendo el monólogo), lectura, escritura e interacción.
Fundamentos
teóricos del aprendizaje de lenguas
Esta propuesta se basa
en los principios del enfoque comunicativo (Littlewood, 2004), donde el
uso del idioma es tanto medio como fin del aprendizaje. También toma en cuenta
la hipótesis del input comprensible de Krashen (1982), que sostiene que
los estudiantes adquieren una lengua cuando están expuestos a lenguaje que
pueden entender, ligeramente por encima de su nivel actual. Además, el constructivismo
sociocultural de Vygotsky (1978) refuerza la importancia de la interacción
social y del andamiaje proporcionado por docentes y compañeros para alcanzar
niveles más altos de competencia.
Objetivos generales
y específicos
- Objetivo general: Desarrollar la competencia comunicativa
en inglés de los estudiantes en sus dimensiones lingüística, discursiva,
sociolingüística y estratégica (Canale & Swain, 1980).
- Objetivos específicos:
- Promover el uso significativo del inglés
en el aula mediante tareas comunicativas contextualizadas.
- Fomentar una actitud reflexiva y autónoma
frente al aprendizaje de lenguas extranjeras.
- Integrar progresivamente contenidos de
otras áreas del currículo de manera transversal en la clase de inglés.
Organización de
actividades de enseñanza y aprendizaje
Las actividades deben
diseñarse en torno a situaciones comunicativas auténticas. Esto incluye juegos
de roles, presentaciones orales, discusiones grupales, debates guiados, y
tareas basadas en proyectos. Estas prácticas no solo estimulan el uso del idioma,
sino que generan motivación intrínseca en los estudiantes (Dörnyei, 2001).
La secuencia didáctica
puede iniciar con actividades de activación de conocimientos previos,
continuar con la exposición al input, permitir el uso guiado y luego
libre del idioma, y finalizar con una reflexión metacognitiva sobre
el desempeño.
Roles de
estudiantes, docentes y materiales
- El docente actúa como mediador, facilitador y modelo
lingüístico. Debe poseer un nivel mínimo B2 (según el MCER) y comprender a
fondo los principios didácticos del aprendizaje de lenguas, así como
integrar tecnologías de forma estratégica.
- El estudiante es agente activo en su proceso de
aprendizaje. Se espera que participe, interactúe, reflexione y aplique el
idioma en contextos reales o simulados.
- Los materiales deben ser actualizados, variados y
retadores: desde textos académicos y literarios hasta recursos
audiovisuales, plataformas digitales y materiales manipulativos. Todo ello
debe propiciar una exposición constante y significativa al idioma.
Técnicas y
prácticas pedagógicas recomendadas
Algunas estrategias
clave incluyen:
- Repeticiones, reformulaciones y uso de
sinónimos para reforzar el input.
- Apoyo visual y paralingüístico (gestos,
imágenes, entonación).
- Interacción en parejas y pequeños grupos
para reducir la ansiedad comunicativa.
- Uso estratégico del cambio de código, solo
cuando sea necesario.
- Integración de rutinas comunicativas
predecibles para reforzar estructuras útiles.
Es crucial que la
gramática se aborde de forma implícita y contextualizada. Por ejemplo,
se puede trabajar un tiempo verbal a través de una historia personal, una carta
o un video, y posteriormente analizar de forma inductiva su estructura.
Evaluación de los
aprendizajes
La evaluación debe ser
coherente con los lineamientos del Ministerio de Educación Nacional (MEN), pero
además debe incorporar herramientas de evaluación formativa y auténtica:
rúbricas, diarios reflexivos, autoevaluaciones y tareas integradoras. El seguimiento
debe incluir todas las habilidades lingüísticas, no solo las evaluadas en
pruebas externas como SABER 11.
Reflexión final
La verdad es que el
éxito de esta modalidad depende, en gran parte, de la calidad del docente y de
los recursos disponibles. Pero sobre todo, depende de una visión de enseñanza
del inglés centrada en el uso real del idioma, no en la memorización de
reglas o estructuras. Enseñar inglés en programas regulares no debería
significar “enseñar menos”, sino hacerlo con inteligencia, con intención
pedagógica y con humanidad. Y es que, cuando los estudiantes sienten que el
inglés les sirve para expresar lo que piensan, sienten y viven, entonces
verdaderamente están aprendiendo.
Referencias
- Canale, M., & Swain, M.
(1980). Theoretical bases of communicative approaches to second
language teaching and testing. Applied Linguistics, 1(1), 1–47. https://doi.org/10.1093/applin/I.1.1
- Dörnyei, Z. (2001). Motivational
strategies in the language classroom. Cambridge University Press.
- Krashen, S. D. (1982). Principles
and practice in second language acquisition. Pergamon Press.
- Littlewood, W. (2004). The
task-based approach: Some questions and suggestions. ELT Journal, 58(4), 319–326.
https://doi.org/10.1093/elt/58.4.319
- Vygotsky, L. S. (1978). Mind
in society: The development of higher psychological processes. Harvard University Press.
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