1. ¿Por qué necesitamos modelos para entender las emociones?
La verdad es que las
emociones son parte esencial de lo que somos. Sentimos alegría, miedo, calma o
enojo, y cada una de esas emociones influye en cómo actuamos y pensamos. Para
poder estudiarlas, los científicos han creado diferentes modelos de
representación emocional. Estos modelos ayudan a “dibujar” las emociones en
un espacio que permite observar cómo se relacionan entre sí.
Entre los más
conocidos se encuentran el modelo de Lang y el modelo de Russell,
ambos bidimensionales, es decir, usan dos ejes para organizar las
emociones. Aunque suene técnico, lo que hacen es algo muy humano: ordenar los
sentimientos según su tipo y su intensidad.
2. El modelo de
Lang: un mapa simple de cómo nos sentimos
El modelo de
estados afectivos de Lang (1995) es un sistema gráfico que representa las
emociones usando dos ejes principales:
- Valencia: mide si una emoción es positiva o
negativa. Por ejemplo, la alegría tiene valencia positiva,
mientras que la tristeza tiene valencia negativa.
- Agitación o activación: mide si la emoción tiene mucha o poca
energía. Por ejemplo, el enojo es una emoción con alta
activación, mientras que la calma tiene baja activación.
Imagina un tablero con
dos líneas que se cruzan en el centro, como un signo de más (+). En ese
espacio, las emociones se distribuyen según su valencia (a lo ancho) y su nivel
de energía (a lo alto o bajo). Así, una emoción puede ser positiva y activa
(como el entusiasmo) o negativa y pasiva (como el cansancio).
Este modelo es muy
útil porque permite ver visualmente cómo se agrupan las emociones, y
ayuda a reconocer lo que sentimos con solo observar el “lugar” donde se
encuentra una emoción en ese plano.
3. El modelo de Russell: el círculo de las emociones
El psicólogo James
A. Russell (1980, 1989) propuso una versión más detallada llamada el modelo
circumplejo de las emociones. Este también usa los ejes de valencia
(horizontal) y activación (vertical), pero los dispone en forma circular,
como si las emociones formaran una rueda.
Según Russell, las
emociones fluyen unas hacia otras, no están separadas. Así, sentir
“alegría” puede pasar fácilmente a “entusiasmo”, y de ahí a “tensión” si algo
cambia en la situación. En este modelo:
- El primer cuadrante (valencia
positiva + alta activación) incluye emociones como alegría, entusiasmo
o euforia.
- El segundo cuadrante (alta
activación + valencia negativa) muestra ira, ansiedad o miedo.
- El tercer cuadrante (valencia
negativa + baja activación) agrupa tristeza, depresión o aburrimiento.
- El cuarto cuadrante (baja
activación + valencia positiva) incluye relajación, calma o serenidad.
Russell también
identificó 28 estados afectivos, distribuidos en estos cuadrantes. Es
como un mapa emocional circular que permite entender no solo lo que
sentimos, sino también cómo una emoción puede transformarse en otra.
4. Una analogía sencilla: el mapa del clima emocional
Piensa que tus
emociones son como el clima.
La valencia
sería si el día está soleado o nublado (agradable o desagradable).
La activación
sería si hay viento fuerte o brisa suave (mucha o poca energía).
Entonces, el modelo
bidimensional funciona como un mapa del tiempo emocional: a veces
sentimos una “tormenta de enojo”, otras una “brisa tranquila de calma”.
5. ¿Para qué sirven
estos modelos?
Estos modelos son
útiles no solo en la investigación científica, sino también en la vida diaria.
- Ayudan a entender mejor lo que sentimos,
y a ponerle nombre a nuestras emociones.
- Permiten comunicar mejor lo que nos
pasa (“Estoy tenso, pero no enojado”).
- Sirven en la educación emocional,
sobre todo para niños que comienzan a reconocer sus sentimientos.
Además, conocer este
modelo puede ayudarte a regular tus emociones. Si sabes que estás en el
cuadrante de alta activación negativa (por ejemplo, con ansiedad), puedes
buscar moverte hacia emociones de baja activación positiva (como la calma).
6. Limitaciones del
modelo
Y es que, aunque el
modelo de Russell es muy útil, no todas las emociones encajan perfectamente
en él. Algunas son mixtas o dependen del contexto cultural. Por ejemplo, el
orgullo puede sentirse positivo en unas culturas y negativo en otras.
Aun así, el modelo
bidimensional sigue siendo una herramienta poderosa para comprender cómo
se organizan y se transforman las emociones.
7. Mini ejercicios
de reflexión
- ¿Qué emoción sientes cuando ganas un
juego? ¿Dónde estaría en el mapa emocional?
- ¿Qué pasa con tus emociones cuando estás
muy cansado o aburrido?
- Piensa en una emoción que cambie rápido
(como la sorpresa). ¿En qué cuadrante empieza y a cuál puede moverse?
Conclusión
El modelo
bidimensional de los estados emocionales nos ofrece una forma clara y visual de
entender el universo de las emociones humanas. Tanto Lang como Russell
nos enseñan que las emociones no son caóticas: tienen un orden, una energía y
una dirección.
Y la verdad es que, al
conocer este “mapa emocional”, aprendemos también a navegar mejor por
nuestros propios sentimientos.
Referencias
Lang, P. J.
(1995). The emotion probe: Studies of motivation and attention. American Psychologist, 50(5), 372–385.
Russell, J.
A. (1980). A circumplex model of affect. Journal of Personality and
Social Psychology, 39(6), 1161–1178.
Russell, J.
A., & Barrett, L. F. (1999). Core affect, prototypical emotional
episodes, and other things called emotion: Dissecting the elephant. Journal of Personality and Social Psychology,
76(5), 805–819.
Posner, J.,
Russell, J. A., & Peterson, B. S. (2005). The circumplex model of
affect: An integrative approach to affective neuroscience, cognitive
development, and psychopathology. Development and Psychopathology, 17(3), 715–734.


No hay comentarios:
Publicar un comentario
Me gustaría conocer tu opinión