sábado, 11 de octubre de 2025

Las emociones básicas según Antonio Damasio y Paul Ekman

 Las emociones son como un lenguaje secreto del cuerpo. Nos ayudan a entender el mundo y a reaccionar ante lo que ocurre a nuestro alrededor. Dos grandes científicos, Antonio Damasio y Paul Ekman, dedicaron su vida a estudiar cómo y por qué sentimos lo que sentimos. Aunque ambos hablaron de emociones básicas, cada uno lo hizo desde una mirada diferente: Damasio desde el cerebro y el cuerpo, y Ekman desde el rostro y la expresión.

1. Las emociones básicas según Antonio Damasio

Antonio Damasio, un reconocido neurólogo y psicólogo portugués-estadounidense, sostiene que las emociones son procesos biológicos y químicos que influyen directamente en nuestras decisiones y comportamientos (Damasio, 1994). En otras palabras, no son solo “cosas que sentimos”, sino reacciones que nacen en el cuerpo y se conectan con el cerebro.

Damasio explica que el miedo, la rabia, la alegría, la tristeza y el disgusto son las emociones más básicas, y que todas cumplen una función de supervivencia:

  • Miedo: aparece cuando percibimos un peligro. Es la alarma que nos dice “¡cuidado!”.
  • Rabia: surge frente a la agresión o la frustración. Nos impulsa a defendernos o a actuar.
  • Alegría: llega con las experiencias placenteras, como cuando logramos algo importante o compartimos tiempo con quienes queremos.
  • Tristeza: aparece ante la pérdida o la desilusión, ayudándonos a procesar lo que nos duele.
  • Disgusto: se activa ante algo que nos produce rechazo o desagrado, ya sea un olor o una injusticia.

Lo interesante es que Damasio demuestra que estas emociones no se quedan en la mente, sino que involucran al cuerpo entero. Por ejemplo, cuando sentimos miedo, el corazón late más rápido y los músculos se preparan para correr. Es lo que él llama la teoría neurológica de la emoción, donde el cerebro emocional —ubicado en la región prefrontal ventromedial— juega un papel clave en la toma de decisiones (Damasio, 1996).

Además, Damasio propone la teoría de los marcadores somáticos, que explica cómo las emociones guían nuestras decisiones. Cuando algo nos genera una sensación positiva, nuestro cuerpo lo “recuerda” y nos orienta hacia lo que es beneficioso; si la sensación es negativa, nos alerta para evitarlo. Así, las emociones son una brújula interna que nos ayuda a elegir mejor (Damasio, 2010).

La verdad es que esto cambia por completo la idea tradicional de que la razón y la emoción están separadas. Damasio mostró que, sin emociones, la razón se pierde. De hecho, sus estudios con pacientes con lesiones cerebrales demostraron que quienes no podían sentir emociones también tenían serias dificultades para tomar decisiones simples (Damasio, 1994).

“No somos máquinas racionales que sienten, sino seres emocionales que razonan” —Antonio Damasio.

2. Las emociones universales según Paul Ekman

Por su parte, Paul Ekman, psicólogo estadounidense, se enfocó en cómo las emociones se expresan a través del rostro. Él identificó seis emociones básicas universales: ira, asco, miedo, alegría, tristeza y sorpresa (Ekman, 1992).

Estas emociones se manifiestan igual en todas las culturas, lo que significa que un niño en Japón y otro en Colombia pueden entenderse sin palabras solo con una expresión facial.

Ekman observó que cada emoción tiene señales corporales y faciales únicas:

  • Ira: fruncimos el ceño, apretamos los labios y sentimos calor en el cuerpo.
  • Asco: arrugamos la nariz y levantamos el labio superior, como si quisiéramos alejarnos.
  • Miedo: abrimos mucho los ojos y los labios se tensan hacia atrás.
  • Alegría: sonreímos, se forman “patas de gallo” y los ojos se achican.
  • Tristeza: el rostro se relaja, los labios bajan y los párpados caen.
  • Sorpresa: las cejas se levantan, los ojos se abren y la boca también.

Estas expresiones ocurren incluso cuando intentamos ocultarlas. Son reacciones automáticas del cuerpo, llamadas microexpresiones, que duran menos de un segundo y revelan nuestro estado emocional real (Ekman, 2017).

Un ejemplo claro de esto es la película “Del revés” (Inside Out), donde cinco personajes representan emociones básicas: alegría, tristeza, miedo, ira y asco. Ekman asesoró a los creadores de Pixar para asegurar que las expresiones de los personajes fueran coherentes con la realidad humana.

Ekman también explica que comprender nuestras emociones y las de los demás mejora la empatía y la comunicación. Saber identificar una expresión facial puede ayudarnos a reaccionar con sensibilidad, por ejemplo, al notar que un amigo está triste, aunque diga que “todo está bien”.

3. Comparación entre Damasio y Ekman

Aunque ambos investigadores hablan de emociones básicas, Damasio se centra en el cerebro y el cuerpo, mientras que Ekman se enfoca en el rostro y la expresión. Damasio busca entender cómo las emociones surgen y guían la toma de decisiones, y Ekman explica cómo las emociones se manifiestan y comunican.

Podemos decir que Damasio describe la raíz biológica de las emociones, mientras que Ekman muestra su rostro visible. Juntos nos ayudan a entender que sentir y mostrar emociones es parte esencial de ser humanos.

Por ejemplo, cuando sentimos miedo (como lo describe Damasio), nuestro cuerpo se activa internamente para huir o protegerse. Y al mismo tiempo, según Ekman, esa emoción se refleja en nuestro rostro: ojos abiertos, labios tensos y respiración rápida. Es un mismo fenómeno, visto desde dentro y desde fuera.

4. Aplicaciones prácticas y terapéuticas

La teoría de Damasio tiene grandes implicaciones para la salud mental y la terapia. Si las emociones influyen en nuestras decisiones, aprender a reconocerlas y regularlas puede ayudarnos a vivir mejor. En terapia, se puede enseñar a los pacientes a identificar sus “marcadores somáticos”, es decir, las sensaciones físicas que acompañan a sus emociones. Esto mejora la autoconciencia y la toma de decisiones saludables (Damasio, 2018).

Por su parte, el enfoque de Ekman puede usarse para entrenar la empatía y la comunicación emocional. Observar las expresiones faciales y las microseñales ayuda a comprender mejor lo que sienten los demás, fortaleciendo las relaciones personales y sociales.

5. Reflexión final

Las emociones no son un obstáculo para pensar, sino el puente que conecta el cuerpo con la mente. Gracias a las investigaciones de Damasio y Ekman, hoy sabemos que razonar y sentir son dos caras de la misma moneda. Comprender nuestras emociones nos permite no solo sobrevivir, sino también crecer, aprender y relacionarnos mejor.

Así, cuando sientas miedo, rabia o tristeza, recuerda: tu cuerpo y tu cerebro están trabajando juntos para protegerte, aprender y adaptarte. Y es que, al final, las emociones son la forma en que la vida nos habla desde dentro.

📚 Referencias

Damasio, A. (1994). El error de Descartes: la emoción, la razón y el cerebro humano. Barcelona: Crítica.

Damasio, A. (1996). El sentimiento de lo que sucede. Barcelona: Debate.

Damasio, A. (2010). Y el cerebro creó al hombre. Barcelona: Destino.

Damasio, A. (2018). El extraño orden de las cosas: la vida, los sentimientos y la creación de las culturas. Barcelona: Destino.

Ekman, P. (1992). An argument for basic emotions. Cognition and Emotion, 6(3–4), 169–200.

Ekman, P. (2017). El rostro de las emociones. Barcelona: RBA Bolsillo.

 

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