Resumen
Este artículo explora
la importancia de la interacción como eje fundamental del aprendizaje de
segundas lenguas en el nivel Pre-A1, según el Marco Común Europeo de
Referencia para las Lenguas (MCER). Desde una mirada pedagógica aplicada, se
proponen orientaciones prácticas y estrategias concretas para que docentes
bilingües integren los principios de la interacción —oral, escrita y en línea—
en contextos reales de aula, favoreciendo el desarrollo comunicativo y la
alfabetización inicial de sus estudiantes.
1. La interacción:
origen del lenguaje y motor del aprendizaje
En la enseñanza de
lenguas, la interacción interpersonal no es simplemente un medio, sino
el núcleo mismo del proceso comunicativo y cognitivo. El MCER (Consejo
de Europa, 2020) señala que el lenguaje surge de la necesidad de interactuar:
de construir sentido de manera conjunta. A través del diálogo —sea oral,
signado o escrito— los aprendientes negocian significados, construyen
conocimiento compartido y desarrollan habilidades metalingüísticas.
La verdad es que,
cuando los estudiantes participan activamente en una conversación, no solo
practican estructuras gramaticales, sino que activan procesos cognitivos y
afectivos esenciales: atención, memoria, empatía, toma de turnos y
adaptación social. En palabras de Vygotsky (1978), el aprendizaje ocurre
primero en la interacción social antes de internalizarse como pensamiento
individual.
Por ello, en el aula
bilingüe, promover la interacción colaborativa es tanto un acto
pedagógico como un compromiso ético con la comunicación humana.
2. Tipos de
interacción en el nivel Pre-A1
El MCER distingue tres
grandes dimensiones de la interacción: interpersonal, transaccional
y evaluativa (Consejo de Europa, 2020). En el nivel Pre-A1, estas
se desarrollan en formas muy básicas, pero altamente significativas para los
aprendientes iniciales.
2.1 Interacción
oral
En los primeros
niveles, la interacción oral implica participar en intercambios simples:
saludar, presentarse, pedir algo o responder preguntas personales. Según
Littlewood (2014), estas micro interacciones son el terreno fértil donde
florecen la fluidez y la autoconfianza comunicativa.
Por ejemplo, al
practicar rutinas como: “Hello, my name is Ana” o “Can I have some
water, please?”, el docente no solo enseña léxico, sino que modela
patrones sociales y culturales del lenguaje. La repetición con gestos,
apoyo visual y entonación natural refuerza la comprensión y la memoria
fonológica (Cameron, 2001).
En este nivel, es
clave usar situaciones reales y simuladas —como tiendas, restaurantes o
conversaciones entre amigos— que integren las macrofunciones:
- Interpersonal: saludar, despedirse, agradecer,
disculparse.
- Transaccional: pedir o dar información, hacer compras
simples.
- Evaluativa: expresar opiniones o acuerdos muy
básicos, con apoyo gestual.
Un ejemplo práctico en
aula: el “mercadito bilingüe”, donde los estudiantes intercambian
productos ficticios usando frases como “How much is it?” o “Two
apples, please.”.
3. Comprender al
interlocutor: más allá de oír, comprender
Comprender al otro en
una conversación supone negociar significado. En el nivel Pre-A1, el
aprendiente necesita apoyo contextual: lenguaje lento, gestos,
repeticiones y entonación marcada.
El rol docente aquí es
esencial: adaptar su discurso para facilitar la comprensión, reformular,
confirmar y modelar la empatía comunicativa. De hecho, el MCER subraya que el
interlocutor debe “repetir de manera comprensiva” o “confirmar detalles” cuando
el acento o la velocidad dificultan la comprensión.
Una estrategia
efectiva consiste en usar preguntas personalizadas y visuales: 🗣️
“What’s your name?” 👉 (acompañada de una tarjeta con el nombre del
estudiante). Así, la comunicación se mantiene viva y significativa.
4. Interacción
escrita: del trazo a la palabra
Aunque históricamente
la interacción escrita fue subestimada en los niveles iniciales, hoy sabemos
que incluso en Pre-A1, escribir fomenta la conciencia lingüística y la
autonomía. Los aprendientes pueden rellenar formularios simples, escribir
notas breves o participar en pequeñas correspondencias personales.
Por ejemplo, escribir “My
name is Luis. I am from Colombia.” permite conectar la expresión oral y
escrita, consolidando la identidad lingüística del estudiante.
Según García y Wei
(2014), la alfabetización bilingüe temprana debe verse como un espacio de intercambio
y negociación de significados entre lenguas, no como un proceso separado.
5. Interacción en
línea: nuevas formas de comunicarse
En la era digital, la
interacción también ocurre en espacios virtuales. En el nivel Pre-A1, los
estudiantes pueden publicar saludos sencillos, usar emoticonos o seleccionar
frases de menús digitales. Aunque estas acciones parezcan básicas,
favorecen la competencia comunicativa multimodal, combinando texto,
imagen y emoción (Lamy & Hampel, 2007).
El docente bilingüe
puede aprovechar herramientas seguras como Padlet o Edmodo para
actividades guiadas: publicar mensajes cortos, completar formularios o dejar
comentarios simples. Estas experiencias acercan la enseñanza al mundo real
y promueven la alfabetización digital desde etapas tempranas.
6. Estrategias
pedagógicas recomendadas
Para docentes que
trabajan con aprendientes en nivel Pre-A1, se sugieren las siguientes
estrategias aplicadas:
- Modelar interacciones naturales: repetir con entonación afectiva,
acompañar con gestos y contacto visual.
- Crear rutinas comunicativas: saludos diarios, mini diálogos,
preguntas de apertura.
- Usar recursos visuales y kinestésicos: tarjetas, pictogramas, dramatizaciones.
- Evaluar de forma formativa: observando la participación, la toma de
turnos y la expresión no verbal.
- Promover la interacción intercultural: reconocer y valorar las lenguas y
culturas presentes en el aula.
Conclusión
La enseñanza de
lenguas en el nivel Pre-A1 no se trata solo de enseñar palabras, sino de sembrar
la capacidad de comunicarse con el otro. La interacción, en todas sus
formas, permite a los aprendientes construir puentes lingüísticos,
emocionales y sociales.
Como docentes
bilingües, tenemos la oportunidad de transformar cada saludo, cada gesto y cada
palabra en un acto pedagógico significativo. Porque, al final, enseñar una
lengua es enseñar a participar en la vida misma.
Referencias
Cameron, L.
(2001). Teaching Languages to Young Learners. Cambridge University Press.
Consejo de Europa.
(2020). Marco Común Europeo de Referencia para las Lenguas: Aprendizaje,
enseñanza, evaluación. Volumen complementario. Ministerio de Educación y
Formación Profesional.
García, O.,
& Wei, L. (2014). Translanguaging: Language, Bilingualism and Education.
Palgrave Macmillan.
Lamy,
M.-N., & Hampel, R. (2007). Online Communication in Language Learning
and Teaching. Palgrave
Macmillan.
Littlewood,
W. (2014). Communicative Language Teaching: An Introduction. Cambridge University Press.
Vygotsky,
L. S. (1978). Mind in Society: The Development of Higher Psychological
Processes. Harvard University
Press.
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