domingo, 12 de octubre de 2025

La interacción como eje del aprendizaje lingüístico en el nivel Pre-A1: implicaciones para la práctica docente bilingüe

 Resumen

Este artículo explora la importancia de la interacción como eje fundamental del aprendizaje de segundas lenguas en el nivel Pre-A1, según el Marco Común Europeo de Referencia para las Lenguas (MCER). Desde una mirada pedagógica aplicada, se proponen orientaciones prácticas y estrategias concretas para que docentes bilingües integren los principios de la interacción —oral, escrita y en línea— en contextos reales de aula, favoreciendo el desarrollo comunicativo y la alfabetización inicial de sus estudiantes.

1. La interacción: origen del lenguaje y motor del aprendizaje

En la enseñanza de lenguas, la interacción interpersonal no es simplemente un medio, sino el núcleo mismo del proceso comunicativo y cognitivo. El MCER (Consejo de Europa, 2020) señala que el lenguaje surge de la necesidad de interactuar: de construir sentido de manera conjunta. A través del diálogo —sea oral, signado o escrito— los aprendientes negocian significados, construyen conocimiento compartido y desarrollan habilidades metalingüísticas.

La verdad es que, cuando los estudiantes participan activamente en una conversación, no solo practican estructuras gramaticales, sino que activan procesos cognitivos y afectivos esenciales: atención, memoria, empatía, toma de turnos y adaptación social. En palabras de Vygotsky (1978), el aprendizaje ocurre primero en la interacción social antes de internalizarse como pensamiento individual.

Por ello, en el aula bilingüe, promover la interacción colaborativa es tanto un acto pedagógico como un compromiso ético con la comunicación humana.

2. Tipos de interacción en el nivel Pre-A1

El MCER distingue tres grandes dimensiones de la interacción: interpersonal, transaccional y evaluativa (Consejo de Europa, 2020). En el nivel Pre-A1, estas se desarrollan en formas muy básicas, pero altamente significativas para los aprendientes iniciales.

2.1 Interacción oral

En los primeros niveles, la interacción oral implica participar en intercambios simples: saludar, presentarse, pedir algo o responder preguntas personales. Según Littlewood (2014), estas micro interacciones son el terreno fértil donde florecen la fluidez y la autoconfianza comunicativa.

Por ejemplo, al practicar rutinas como: “Hello, my name is Ana” o “Can I have some water, please?”, el docente no solo enseña léxico, sino que modela patrones sociales y culturales del lenguaje. La repetición con gestos, apoyo visual y entonación natural refuerza la comprensión y la memoria fonológica (Cameron, 2001).

En este nivel, es clave usar situaciones reales y simuladas —como tiendas, restaurantes o conversaciones entre amigos— que integren las macrofunciones:

  • Interpersonal: saludar, despedirse, agradecer, disculparse.
  • Transaccional: pedir o dar información, hacer compras simples.
  • Evaluativa: expresar opiniones o acuerdos muy básicos, con apoyo gestual.

Un ejemplo práctico en aula: el “mercadito bilingüe”, donde los estudiantes intercambian productos ficticios usando frases como “How much is it?” o “Two apples, please.”.

3. Comprender al interlocutor: más allá de oír, comprender

Comprender al otro en una conversación supone negociar significado. En el nivel Pre-A1, el aprendiente necesita apoyo contextual: lenguaje lento, gestos, repeticiones y entonación marcada.

El rol docente aquí es esencial: adaptar su discurso para facilitar la comprensión, reformular, confirmar y modelar la empatía comunicativa. De hecho, el MCER subraya que el interlocutor debe “repetir de manera comprensiva” o “confirmar detalles” cuando el acento o la velocidad dificultan la comprensión.

Una estrategia efectiva consiste en usar preguntas personalizadas y visuales: 🗣️ “What’s your name?” 👉 (acompañada de una tarjeta con el nombre del estudiante). Así, la comunicación se mantiene viva y significativa.

4. Interacción escrita: del trazo a la palabra

Aunque históricamente la interacción escrita fue subestimada en los niveles iniciales, hoy sabemos que incluso en Pre-A1, escribir fomenta la conciencia lingüística y la autonomía. Los aprendientes pueden rellenar formularios simples, escribir notas breves o participar en pequeñas correspondencias personales.

Por ejemplo, escribir “My name is Luis. I am from Colombia.” permite conectar la expresión oral y escrita, consolidando la identidad lingüística del estudiante.

Según García y Wei (2014), la alfabetización bilingüe temprana debe verse como un espacio de intercambio y negociación de significados entre lenguas, no como un proceso separado.

5. Interacción en línea: nuevas formas de comunicarse

En la era digital, la interacción también ocurre en espacios virtuales. En el nivel Pre-A1, los estudiantes pueden publicar saludos sencillos, usar emoticonos o seleccionar frases de menús digitales. Aunque estas acciones parezcan básicas, favorecen la competencia comunicativa multimodal, combinando texto, imagen y emoción (Lamy & Hampel, 2007).

El docente bilingüe puede aprovechar herramientas seguras como Padlet o Edmodo para actividades guiadas: publicar mensajes cortos, completar formularios o dejar comentarios simples. Estas experiencias acercan la enseñanza al mundo real y promueven la alfabetización digital desde etapas tempranas.

6. Estrategias pedagógicas recomendadas

Para docentes que trabajan con aprendientes en nivel Pre-A1, se sugieren las siguientes estrategias aplicadas:

  • Modelar interacciones naturales: repetir con entonación afectiva, acompañar con gestos y contacto visual.
  • Crear rutinas comunicativas: saludos diarios, mini diálogos, preguntas de apertura.
  • Usar recursos visuales y kinestésicos: tarjetas, pictogramas, dramatizaciones.
  • Evaluar de forma formativa: observando la participación, la toma de turnos y la expresión no verbal.
  • Promover la interacción intercultural: reconocer y valorar las lenguas y culturas presentes en el aula.

Conclusión

La enseñanza de lenguas en el nivel Pre-A1 no se trata solo de enseñar palabras, sino de sembrar la capacidad de comunicarse con el otro. La interacción, en todas sus formas, permite a los aprendientes construir puentes lingüísticos, emocionales y sociales.

Como docentes bilingües, tenemos la oportunidad de transformar cada saludo, cada gesto y cada palabra en un acto pedagógico significativo. Porque, al final, enseñar una lengua es enseñar a participar en la vida misma.

Referencias

Cameron, L. (2001). Teaching Languages to Young Learners. Cambridge University Press.

Consejo de Europa. (2020). Marco Común Europeo de Referencia para las Lenguas: Aprendizaje, enseñanza, evaluación. Volumen complementario. Ministerio de Educación y Formación Profesional.

García, O., & Wei, L. (2014). Translanguaging: Language, Bilingualism and Education. Palgrave Macmillan.

Lamy, M.-N., & Hampel, R. (2007). Online Communication in Language Learning and Teaching. Palgrave Macmillan.

Littlewood, W. (2014). Communicative Language Teaching: An Introduction. Cambridge University Press.

Vygotsky, L. S. (1978). Mind in Society: The Development of Higher Psychological Processes. Harvard University Press.

 

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