1. La mediación como práctica pedagógica inclusiva
La mediación en la
enseñanza de lenguas no es un mero procedimiento comunicativo; es, ante todo,
una forma de construir puentes entre personas, lenguas y culturas. Según
el Marco Común Europeo de Referencia para las Lenguas: Volumen
complementario (Consejo de Europa, 2020), la mediación implica que el
aprendiz actúe como agente social que facilita la comprensión y la
construcción compartida de significados. En otras palabras, no se trata
únicamente de traducir palabras, sino de crear condiciones para que el
aprendizaje y la comunicación fluyan con empatía y propósito.
En el nivel Pre-A1,
esta mediación adquiere una relevancia especial: los aprendientes todavía no
poseen una competencia lingüística desarrollada, pero sí pueden actuar como
mediadores básicos en tareas que conectan lo que escuchan, observan o leen
con la realidad inmediata de su entorno. Por ejemplo, un niño o niña puede
ayudar a un compañero nuevo a entender el horario escolar señalando los relojes
o repitiendo frases simples como “a las ocho clase” o “comer a las
doce”.
La verdad es que, en
estos primeros niveles, la mediación no se trata tanto de dominar el código
lingüístico, sino de usar el lenguaje como herramienta social y
emocional (Vygotsky, 1978; Lantolf & Thorne, 2006). Los docentes, por
tanto, deben asumir que el objetivo no es la corrección formal inmediata, sino la
participación comunicativa significativa.
2. Mediación y
empatía: el lenguaje como espacio de encuentro
Toda actividad de
mediación requiere una base sólida de inteligencia emocional. Para
facilitar la comprensión y evitar malentendidos, los aprendientes necesitan
desarrollar empatía hacia las perspectivas y emociones de los demás. Como
explica Kramsch (1993), “la competencia comunicativa intercultural implica
reconocer el punto de vista del otro sin perder el propio”.
Y es que, cuando un
estudiante transmite un mensaje —por más simple que sea—, está realizando un
acto de mediación social y cultural. Por ejemplo, al indicar un precio o
al explicar una instrucción, no solo repite información, sino que interpreta
y recontextualiza lo que comprende para hacerlo accesible a otros. Este
proceso activa habilidades cognitivas y socioemocionales que fortalecen la
competencia plurilingüe.
En el aula bilingüe,
los docentes pueden cultivar esta sensibilidad mediadora mediante
dinámicas colaborativas: juegos de rol donde los niños “ayudan” a un visitante
a orientarse por la escuela, o actividades de “pequeños intérpretes” donde
transmiten palabras clave entre dos lenguas (por ejemplo, “book – libro”,
“red – rojo”). Estas tareas, aunque sencillas, fomentan un tipo de
aprendizaje que trasciende lo lingüístico y se convierte en relacional.
3. Los tres ejes de
la mediación en la enseñanza de lenguas
El MCER (Consejo de
Europa, 2020) describe tres tipos principales de mediación que pueden
integrarse en la práctica pedagógica:
- Mediar textos: consiste en transmitir información
contenida en un texto que otra persona no puede comprender directamente,
ya sea por barreras lingüísticas, culturales o técnicas. Ejemplo
práctico: leer en voz alta un cartel y explicar su significado a un
compañero que no entiende la lengua del texto.
- Mediar conceptos: se refiere a ayudar a otros a acceder a
conocimientos o ideas que no pueden comprender por sí mismos. Ejemplo
práctico: explicar a un compañero qué significa una palabra nueva
usando gestos o imágenes.
- Mediar la comunicación: busca facilitar la interacción entre
personas con diferentes perspectivas, lenguas o estilos comunicativos. Ejemplo
práctico: ayudar a un compañero y a una maestra a entenderse cuando
surge una confusión durante una actividad.
Estas tres dimensiones
se entrelazan en la práctica escolar. No es posible —ni deseable— separarlas
completamente, pues la mediación lingüística, conceptual y comunicativa se
entretejen en cada acto de enseñanza-aprendizaje (Piccardo, North &
Goodier, 2019).
4. Transmitir
información específica en el nivel Pre-A1
A nivel Pre-A1,
la mediación se concreta en acciones muy básicas, pero profundamente
significativas. Según los descriptores del MCER, los aprendientes en este nivel
pueden:
- Transmitir oralmente o por señas instrucciones
sencillas sobre lugares y horarios, siempre que se repitan despacio y
con claridad.
- Transmitir información elemental
(números, precios, nombres) a partir de textos breves e ilustrados.
- Enumerar datos concretos —como
nombres o precios— de textos simples y visuales que tienen relevancia
inmediata en su entorno.
Estas actividades no
buscan evaluar la precisión lingüística, sino la capacidad del estudiante
para captar y compartir información significativa. Por ejemplo, en una
clase de inglés en un contexto hispanohablante, un alumno podría escuchar la
frase “The library opens at nine” y decir en español: “Abre a las
nueve”. Aunque la estructura sea mínima, el acto comunicativo es exitoso,
porque cumple la función de puente semántico y social.
5. Implicaciones
didácticas para el aula bilingüe
Implementar
actividades de mediación en niveles iniciales requiere una mirada pedagógica
flexible y humanista. Los docentes deben crear espacios seguros donde
los errores sean parte del proceso, no obstáculos. Es fundamental que el
aula promueva el trabajo colaborativo, la exploración y el juego lingüístico.
Algunas estrategias
prácticas incluyen:
- Rincones de mediación visual, con carteles bilingües o pictogramas
donde los estudiantes puedan practicar la transmisión de mensajes simples.
- Dramatizaciones interactivas, donde los aprendientes expliquen a otros
un horario, una instrucción o una pequeña historia visual.
- Bitácoras de mediación, donde los niños registren, con dibujos o
palabras, cómo ayudaron a otros a entender algo durante la semana.
Estas experiencias
desarrollan no solo la competencia lingüística, sino también la conciencia
intercultural, la empatía y la agencia comunicativa —elementos clave en la
educación bilingüe contemporánea (Cummins, 2021).
6. Conclusión:
enseñar a mediar es enseñar a convivir
Enseñar mediación,
incluso en niveles iniciales, significa enseñar a convivir en la diversidad
lingüística y cultural. Cada palabra compartida, cada gesto explicativo,
cada traducción espontánea es una oportunidad para construir puentes. En última
instancia, la mediación no es solo una destreza lingüística: es una actitud
ante el otro, una forma de humanizar el aprendizaje de lenguas.
Referencias
Consejo de Europa.
(2020). Marco Común Europeo de Referencia para las Lenguas: Aprendizaje,
Enseñanza, Evaluación. Volumen complementario. Estrasburgo: Consejo de
Europa.
Cummins, J.
(2021). Rethinking the Education of Multilingual Learners: A Critical
Analysis of Theoretical Concepts. Multilingual Matters.
Kramsch, C.
(1993). Context and Culture in Language Teaching. Oxford University Press.
Lantolf, J.
P., & Thorne, S. L. (2006). Sociocultural Theory and the Genesis of
Second Language Development. Oxford
University Press.
Piccardo,
E., North, B., & Goodier, T. (2019). Developing Illustrative Descriptors
of Aspects of Mediation for the CEFR. Council of Europe Publishing.
Vygotsky,
L. S. (1978). Mind in Society: The Development of Higher Psychological
Processes. Harvard University
Press.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Me gustaría conocer tu opinión