Introducción
La secuencialidad y la
profundización en los aprendizajes constituyen ejes fundamentales en la
enseñanza de la lengua y la literacidad crítica. No se trata solo de avanzar en
contenidos o de adquirir habilidades aisladas, sino de construir
progresivamente una conciencia lingüística, comunicativa y crítica. En el
contexto bilingüe, esta progresión se vuelve aún más significativa, ya que el
lenguaje se convierte en puente entre culturas, saberes y modos de pensar
(Freire, 1996; Gee, 2015).
La enseñanza de la
comprensión lectora y la lectura crítica exige una mirada sistémica, donde las
competencias pragmáticas, semánticas y sintácticas se articulen de manera
secuencial a lo largo de los grados. Esta integración posibilita que los
estudiantes pasen de reconocer información explícita a inferir significados,
evaluar perspectivas ideológicas y construir visiones propias del mundo.
Marco teórico: La
literacidad crítica como práctica emancipadora
Desde la perspectiva
de la literacidad crítica, leer no solo implica decodificar signos, sino
comprender, cuestionar y transformar la realidad a través del lenguaje.
Según Janks (2010), el lector crítico “deconstruye los textos para reconstruir
sentidos alternativos que promuevan la equidad y la justicia social”. En esta
línea, la comprensión lectora en la escuela debe entenderse como una práctica dialógica,
situada y culturalmente relevante (Luke, 2012; Cassany, 2006).
Así, la secuencialidad
en los aprendizajes no responde únicamente a un orden metodológico, sino a una lógica
de crecimiento cognitivo y sociocultural. Cada grado escolar representa una
fase de desarrollo en la que el estudiante expande su capacidad de interpretar
el mundo desde los textos que lo habitan.
Desarrollo:
Aplicación de la secuencialidad en el aula
1. Primer ciclo: de
la exploración sonora a la comprensión básica
En los primeros grados
(Primero a Tercero), el foco está en la conciencia fonológica y la relación
entre sonido y significado. Actividades como rondas, adivinanzas o poesías
breves permiten que los estudiantes descubran la musicalidad del lenguaje
y desarrollen una sensibilidad por los matices expresivos. A medida que
avanzan, comienzan a reconocer información explícita y a hacer
predicciones sencillas sobre el contenido textual. Ejemplo práctico:
después de leer una fábula, se puede pedir al grupo que dibuje o dramatice
las intenciones de los personajes, activando la semántica desde la acción.
En este ciclo se
enfatizan tres competencias clave:
- Pragmática: identificar roles comunicativos y
propósitos del texto.
- Semántica: deducir información a partir de acciones
o palabras.
- Sintáctica: reconocer marcas de cohesión y la
estructura básica del texto.
2. Segundo ciclo:
de la comprensión literal a la inferencia y la reflexión
En los grados Cuarto y
Quinto, el estudiante ya es capaz de organizar información mediante
esquemas, mapas o cuadros sinópticos. Aquí se promueve la lectura
estratégica: planificar antes de leer, establecer objetivos y reflexionar
durante la relectura. La meta es avanzar hacia la comprensión inferencial,
donde el lector conecta ideas, evalúa la intención comunicativa y reconoce la
función social de los textos (Cassany, 2006).
Un ejemplo concreto:
al analizar una noticia, los docentes pueden guiar la discusión hacia la
identificación de sesgos o intenciones ideológicas del texto, fortaleciendo
así la lectura crítica.
3. Tercer ciclo: de
la interpretación crítica a la construcción de sentido global
A partir del sexto
grado, los estudiantes deben ser capaces de interpretar textos complejos,
argumentativos y simbólicos, infiriendo las visiones de mundo y los
valores implícitos. Las prácticas de aula pueden incluir:
- Debates sobre temas abordados en textos
literarios.
- Escritura reflexiva a partir de mitos o
leyendas.
- Comparación entre diferentes versiones de
un mismo relato.
El objetivo ya no es
solo comprender lo que el texto dice, sino analizar cómo y por qué lo dice,
identificando los mecanismos lingüísticos y discursivos que configuran su
sentido (Luke, 2012).
Secuencia temática:
un recorrido que fortalece la autonomía lectora
La secuencialidad
temática propuesta —desde rondas infantiles hasta textos argumentativos—
refleja un itinerario cognitivo y emocional que acompaña el crecimiento lector.
- En Primero y Segundo, los textos
líricos y narrativos sirven como vehículos de imaginación y juego.
- En Tercero y Cuarto, los textos
biográficos y discontinuos introducen la reflexión sobre la organización
de la información.
- En Quinto, los textos informativos
y argumentativos promueven la autonomía interpretativa y la formación de
juicio crítico.
Cada etapa, lejos de
ser aislada, profundiza en las anteriores y las proyecta hacia niveles
más complejos de comprensión y producción textual.
Estrategias de
implementación pedagógica
Para que esta
progresión sea efectiva, el docente puede:
- Diseñar secuencias didácticas integradas, donde cada tipo textual se vincule con
una competencia específica.
- Promover la lectura compartida y la
metacognición,
permitiendo que los estudiantes verbalicen cómo comprenden.
- Utilizar organizadores visuales que muestren la evolución del
pensamiento.
- Fomentar la escritura reflexiva, en la que los estudiantes argumenten,
expresen opiniones y construyan su voz crítica.
- Evaluar de forma formativa, observando no solo los resultados, sino
los procesos de interpretación y diálogo.
Estas acciones
convierten la lectura en una experiencia social, crítica y emocionalmente
significativa, coherente con la visión de una educación humanista e
inclusiva (Freire, 1996).
Conclusiones
La secuencialidad y la
profundización en los aprendizajes en el área de Lengua Española permiten que
los estudiantes pasen de ser receptores pasivos a productores activos de
significado. Al integrar los componentes pragmáticos, semánticos y
sintácticos con estrategias críticas, la escuela se transforma en un espacio
donde leer es un acto de libertad y de construcción colectiva de sentido.
Para los docentes
bilingües, esta propuesta representa una oportunidad para vincular el
lenguaje con la identidad, la cultura y la acción transformadora. La verdad
es que enseñar a leer críticamente no solo forma mejores estudiantes, sino ciudadanos
capaces de interpretar, cuestionar y reconstruir el mundo que habitan.
Referencias
Cassany, D. (2006). Tras
las líneas: Sobre la lectura contemporánea. Anagrama.
Freire, P. (1996). Pedagogía
de la autonomía: Saberes necesarios para la práctica educativa. Siglo XXI
Editores.
Gee, J. P.
(2015). Social Linguistics and Literacies: Ideology in Discourses. Routledge.
Janks, H.
(2010). Literacy and Power. Routledge.
Luke, A.
(2012). Critical literacy: Foundational notes. Theory Into Practice, 51(1), 4–11.
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