domingo, 12 de octubre de 2025

🧩 Secuencialidad y Profundización en los Aprendizajes: Un Enfoque Crítico y Aplicado para la Comprensión Lectora

 Introducción

La secuencialidad y la profundización en los aprendizajes constituyen ejes fundamentales en la enseñanza de la lengua y la literacidad crítica. No se trata solo de avanzar en contenidos o de adquirir habilidades aisladas, sino de construir progresivamente una conciencia lingüística, comunicativa y crítica. En el contexto bilingüe, esta progresión se vuelve aún más significativa, ya que el lenguaje se convierte en puente entre culturas, saberes y modos de pensar (Freire, 1996; Gee, 2015).

La enseñanza de la comprensión lectora y la lectura crítica exige una mirada sistémica, donde las competencias pragmáticas, semánticas y sintácticas se articulen de manera secuencial a lo largo de los grados. Esta integración posibilita que los estudiantes pasen de reconocer información explícita a inferir significados, evaluar perspectivas ideológicas y construir visiones propias del mundo.

Marco teórico: La literacidad crítica como práctica emancipadora

Desde la perspectiva de la literacidad crítica, leer no solo implica decodificar signos, sino comprender, cuestionar y transformar la realidad a través del lenguaje. Según Janks (2010), el lector crítico “deconstruye los textos para reconstruir sentidos alternativos que promuevan la equidad y la justicia social”. En esta línea, la comprensión lectora en la escuela debe entenderse como una práctica dialógica, situada y culturalmente relevante (Luke, 2012; Cassany, 2006).

Así, la secuencialidad en los aprendizajes no responde únicamente a un orden metodológico, sino a una lógica de crecimiento cognitivo y sociocultural. Cada grado escolar representa una fase de desarrollo en la que el estudiante expande su capacidad de interpretar el mundo desde los textos que lo habitan.

Desarrollo: Aplicación de la secuencialidad en el aula

1. Primer ciclo: de la exploración sonora a la comprensión básica

En los primeros grados (Primero a Tercero), el foco está en la conciencia fonológica y la relación entre sonido y significado. Actividades como rondas, adivinanzas o poesías breves permiten que los estudiantes descubran la musicalidad del lenguaje y desarrollen una sensibilidad por los matices expresivos. A medida que avanzan, comienzan a reconocer información explícita y a hacer predicciones sencillas sobre el contenido textual. Ejemplo práctico: después de leer una fábula, se puede pedir al grupo que dibuje o dramatice las intenciones de los personajes, activando la semántica desde la acción.

En este ciclo se enfatizan tres competencias clave:

  • Pragmática: identificar roles comunicativos y propósitos del texto.
  • Semántica: deducir información a partir de acciones o palabras.
  • Sintáctica: reconocer marcas de cohesión y la estructura básica del texto.

2. Segundo ciclo: de la comprensión literal a la inferencia y la reflexión

En los grados Cuarto y Quinto, el estudiante ya es capaz de organizar información mediante esquemas, mapas o cuadros sinópticos. Aquí se promueve la lectura estratégica: planificar antes de leer, establecer objetivos y reflexionar durante la relectura. La meta es avanzar hacia la comprensión inferencial, donde el lector conecta ideas, evalúa la intención comunicativa y reconoce la función social de los textos (Cassany, 2006).

Un ejemplo concreto: al analizar una noticia, los docentes pueden guiar la discusión hacia la identificación de sesgos o intenciones ideológicas del texto, fortaleciendo así la lectura crítica.

3. Tercer ciclo: de la interpretación crítica a la construcción de sentido global

A partir del sexto grado, los estudiantes deben ser capaces de interpretar textos complejos, argumentativos y simbólicos, infiriendo las visiones de mundo y los valores implícitos. Las prácticas de aula pueden incluir:

  • Debates sobre temas abordados en textos literarios.
  • Escritura reflexiva a partir de mitos o leyendas.
  • Comparación entre diferentes versiones de un mismo relato.

El objetivo ya no es solo comprender lo que el texto dice, sino analizar cómo y por qué lo dice, identificando los mecanismos lingüísticos y discursivos que configuran su sentido (Luke, 2012).

Secuencia temática: un recorrido que fortalece la autonomía lectora

La secuencialidad temática propuesta —desde rondas infantiles hasta textos argumentativos— refleja un itinerario cognitivo y emocional que acompaña el crecimiento lector.

  • En Primero y Segundo, los textos líricos y narrativos sirven como vehículos de imaginación y juego.
  • En Tercero y Cuarto, los textos biográficos y discontinuos introducen la reflexión sobre la organización de la información.
  • En Quinto, los textos informativos y argumentativos promueven la autonomía interpretativa y la formación de juicio crítico.

Cada etapa, lejos de ser aislada, profundiza en las anteriores y las proyecta hacia niveles más complejos de comprensión y producción textual.

Estrategias de implementación pedagógica

Para que esta progresión sea efectiva, el docente puede:

  1. Diseñar secuencias didácticas integradas, donde cada tipo textual se vincule con una competencia específica.
  2. Promover la lectura compartida y la metacognición, permitiendo que los estudiantes verbalicen cómo comprenden.
  3. Utilizar organizadores visuales que muestren la evolución del pensamiento.
  4. Fomentar la escritura reflexiva, en la que los estudiantes argumenten, expresen opiniones y construyan su voz crítica.
  5. Evaluar de forma formativa, observando no solo los resultados, sino los procesos de interpretación y diálogo.

Estas acciones convierten la lectura en una experiencia social, crítica y emocionalmente significativa, coherente con la visión de una educación humanista e inclusiva (Freire, 1996).

Conclusiones

La secuencialidad y la profundización en los aprendizajes en el área de Lengua Española permiten que los estudiantes pasen de ser receptores pasivos a productores activos de significado. Al integrar los componentes pragmáticos, semánticos y sintácticos con estrategias críticas, la escuela se transforma en un espacio donde leer es un acto de libertad y de construcción colectiva de sentido.

Para los docentes bilingües, esta propuesta representa una oportunidad para vincular el lenguaje con la identidad, la cultura y la acción transformadora. La verdad es que enseñar a leer críticamente no solo forma mejores estudiantes, sino ciudadanos capaces de interpretar, cuestionar y reconstruir el mundo que habitan.

Referencias

Cassany, D. (2006). Tras las líneas: Sobre la lectura contemporánea. Anagrama.

Freire, P. (1996). Pedagogía de la autonomía: Saberes necesarios para la práctica educativa. Siglo XXI Editores.

Gee, J. P. (2015). Social Linguistics and Literacies: Ideology in Discourses. Routledge.

Janks, H. (2010). Literacy and Power. Routledge.

Luke, A. (2012). Critical literacy: Foundational notes. Theory Into Practice, 51(1), 4–11.

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