viernes, 11 de julio de 2025

El Pensamiento Complejo en Clave Humana: Una Invitación Filosófica para Maestros

 En un mundo cada vez más interconectado, incierto y desafiante, la propuesta de Edgar Morin sobre el pensamiento complejo se vuelve más que una alternativa teórica: es una necesidad vital. Morin, sociólogo y filósofo francés, no solo cuestiona la forma en que concebimos el conocimiento, sino que nos invita a replantear la manera en que lo sentimos, lo compartimos y lo transformamos en acción. Y es que, para quienes se están formando como maestros, esta mirada resulta especialmente valiosa: enseñar, al fin y al cabo, es tejer sentidos complejos con hilos humanos.

Comprender la realidad como un tejido

Morin (1990) afirma que la realidad no puede ser comprendida desde compartimentos estancos. No somos mentes divididas entre lo social, lo emocional y lo racional. Somos entramados vivos donde todo se mezcla, se condiciona, se reinventa. El pensamiento complejo, en este sentido, no es un método, sino una actitud epistemológica que nos reta a pensar desde la interacción, la incertidumbre y la contradicción.

Características del pensamiento complejo: una pedagogía para lo real

A diferencia de un pensamiento lineal que busca causas simples para problemas simples, el pensamiento complejo:

  • Integra saberes: promueve la interdisciplinariedad, la posibilidad de aprender desde la física, la literatura o la biología, sin jerarquías.
  • Acepta la no linealidad: reconoce que los efectos no siempre se explican por una sola causa. Hay bucles, influencias cruzadas, retroalimentaciones.
  • Es adaptativo: se transforma junto con el contexto. Aprende de los cambios y no se aferra a verdades absolutas.
  • Piensa holísticamente: no separa el todo de las partes. La educación, por ejemplo, no es solo un conjunto de materias, sino una experiencia integral.

Estos principios, desarrollados en obras como El pensamiento complejo (Morin, 1990) y Los siete saberes necesarios para la educación del futuro (Morin, 2000), constituyen una guía para el docente que desea formar no solo cerebros, sino conciencias.

Educar para el caos: el rol del pensamiento complejo en la formación docente

La educación tradicional, basada en la fragmentación del saber, corre el riesgo de generar profesionales incapaces de responder a los problemas actuales. Morin (2000) lo dice con claridad: necesitamos una educación que enfrente la incertidumbre, que abrace la complejidad y que se atreva a dudar. Enseñar desde esta perspectiva implica:

  • Fomentar el pensamiento crítico.
  • Desarrollar proyectos que integren varias disciplinas y reflejen problemas reales.
  • Reconocer el papel de las emociones en la construcción del conocimiento.
  • Enseñar a vivir con la incertidumbre, sin la falsa seguridad de lo "absolutamente verdadero".

Y es que, como educadores en formación, no basta con conocer contenidos; hay que aprender a mirar el mundo con lentes que reconozcan sus matices.

Ciencia, sociedad y vida cotidiana: un mismo universo complejo

El pensamiento complejo también reclama una transformación de la ciencia. Morin aboga por una "ciencia con conciencia" (Morin, 2002), que reconozca las interdependencias entre las disciplinas, y que se atreva a estudiar lo humano desde la totalidad. En la investigación, esto significa no aislar variables como si fueran entes autónomos, sino entender los fenómenos en su dinámica viva.

Y en la vida cotidiana, el pensamiento complejo nos invita a no simplificar lo que sentimos o vivimos. Tomar una decisión, tener una conversación difícil, resolver un conflicto: todo implica factores emocionales, sociales, culturales y éticos. Aplicar esta mirada puede transformar nuestras relaciones y ayudarnos a vivir con más empatía y conciencia.

Política, educación y compromiso: el pensamiento complejo como praxis

En lo político, el pensamiento complejo desafía las soluciones simplistas. Morin insiste en que las grandes problemáticas actuales —la pobreza, el cambio climático, la violencia— no pueden abordarse desde visiones unilaterales. Requieren un abordaje cooperativo, transdisciplinario y profundamente humano. Para los futuros docentes, esto significa formarse como ciudadanos críticos capaces de contribuir a un mundo más justo.

Hacia una educación viva, sensible y transformadora

Adoptar el pensamiento complejo no es una moda ni una técnica didáctica. Es, como diría Morin, una "reforma del pensamiento". Una manera de ser, sentir y enseñar que nos conecta con la riqueza del mundo y con la vulnerabilidad de lo humano. ¡Y qué tarea tan hermosa para quienes se preparan para formar a otros!

Referencias

Morin, E. (1990). El pensamiento complejo. Gedisa.

Morin, E. (2000). Los siete saberes necesarios para la educación del futuro. UNESCO.

Morin, E. (2002). La mente bien ordenada: repensar la reforma, reformar el pensamiento. Seix Barral.

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