La verdad es que muchas de las preguntas que hoy nos hacemos sobre cómo enseñar mejor, ya se las hizo Juan Amos Comenio en el siglo XVII. Este pensador checo, considerado el padre de la pedagogía moderna, no solo se adelantó a su tiempo, sino que sembró una semilla que aún florece: la de una educación profundamente humana, centrada en el desarrollo natural del estudiante. Y es que, en su obra Didáctica Magna, Comenio propone algo radicalmente simple: enseñar de acuerdo con la naturaleza del niño, no contra ella.
Para quienes nos
preparamos como docentes en educación superior, su legado es más que una
referencia histórica: es una llamada a repensar nuestras prácticas desde una
ética de la inclusión, la experiencia y la libertad de aprender.
Una escuela para
todos: la universalidad como principio fundante
Comenio fue un firme
defensor de la educación como derecho universal. En tiempos donde la
enseñanza era privilegio de pocos, él soñaba con escuelas abiertas para todos
los niños, sin importar su origen, su género o su condición social. Esta
postura, profundamente transformadora, conecta con principios contemporáneos de
justicia educativa (UNESCO, 2017) y con la búsqueda permanente de una educación
inclusiva y equitativa.
En palabras actuales,
Comenio estaría del lado de quienes exigen que ningún estudiante quede fuera
por falta de oportunidades, apoyos o comprensión.
El estudiante como
protagonista: experiencia, observación y acción
Uno de los aportes más
potentes de Comenio es su comprensión del aprendizaje como un proceso activo,
vivencial y gradual. En lugar de concebir la mente del niño como un
recipiente que hay que llenar, propone que se le acompañe como un jardín que
debe cultivarse con cuidado y respeto.
Aprender, según
Comenio, implica observar, experimentar, tocar, imaginar. Por eso valoró el uso
de materiales visuales como herramienta pedagógica (su obra Orbis
Pictus fue el primer libro ilustrado para niños). Hoy podríamos traducir
esto en un llamado a diseñar experiencias de aprendizaje multisensoriales y
contextuales, especialmente en ambientes virtuales, donde el riesgo de la
despersonalización está siempre latente.
Un maestro guía:
del adoctrinamiento al acompañamiento
Comenio también fue
revolucionario en su concepción del maestro. Más que un transmisor de
información, el docente es, en su visión, un facilitador del desarrollo.
Alguien que observa, comprende y adapta su enseñanza al ritmo de cada
estudiante. Esta idea, tan sencilla como poderosa, desafía los modelos
tradicionales de educación centrados en el currículo antes que en la persona.
En contextos virtuales
y presenciales, esta propuesta sigue viva: se trata de construir relaciones
educativas basadas en el cuidado, la confianza y el reconocimiento de la
diversidad.
Un currículo
amplio, sensible y conectado con la vida
Otro pilar del
pensamiento comeniano es la integración de todas las dimensiones humanas en la
educación. Ciencia, arte, religión, moral, naturaleza... todo debería tener
lugar en la escuela. Comenio imaginó un currículo universal y equilibrado,
no fragmentado en compartimentos estancos. Su idea era clara: para formar seres
humanos íntegros, debemos educar la totalidad de su ser.
Y es que, la escuela
ideal para Comenio no solo enseña datos, sino que ayuda a vivir mejor,
convivir mejor y pensar mejor.
El eco de Comenio
en la educación contemporánea
Hoy, en pleno siglo
XXI, sus ideas resuenan en propuestas pedagógicas centradas en el estudiante,
el aprendizaje por proyectos, la enseñanza situada y la evaluación formativa.
También en los marcos de referencia para la formación docente, que nos invitan
a reconocer a cada estudiante como sujeto de derechos, y a construir ambientes
de aprendizaje significativos y pertinentes (MEN, 2022).
Pensar con Comenio es
una manera de recordar el alma de la educación: formar personas, no solo
profesionales. Encender el deseo de aprender, no solo transmitir información. Y
hacerlo con ternura, con exigencia amorosa, con visión crítica.
Conclusión:
aprender del pasado para transformar el presente
El pensamiento de Juan
Amos Comenio no es una reliquia para estudiosos de la pedagogía. Es una fuente
viva de sentido, un faro que nos ayuda a discernir cómo hacer de la escuela un
lugar más justo, más humano y más esperanzador. Su idea de una educación centrada
en el estudiante sigue interpelando nuestras prácticas, y nos desafía a ser
docentes con convicción, sensibilidad y compromiso.
Porque la educación
que cambia el mundo empieza por mirar a cada niño y niña como alguien único,
valioso y lleno de posibilidades.
Referencias
Comenius, J. A.
(2000). Didáctica Magna. Edición comentada. Madrid: Editorial Morata.
UNESCO. (2017). Education for Sustainable
Development Goals: Learning Objectives. Paris: UNESCO Publishing. https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000247444
Ministerio de
Educación Nacional [MEN]. (2022). Lineamientos para la formación docente
inicial en Colombia. Bogotá:
MEN. https://www.mineducacion.gov.co/portal/lineamientos-docencia-inicial/
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