Los procesos de enseñanza y aprendizaje del idioma inglés se entienden en el contexto nacional como parte de la educación de una lengua extranjera. Esto se debe a que, en el contexto educativo de muchos países, incluido el nuestro, no existe una presencia significativa de hablantes nativos de inglés, y los estudiantes no tienen acceso directo a las situaciones comunicativas típicas de las comunidades lingüísticas angloparlantes. Según el Ministerio de Educación Nacional en la Guía No. 22 (2006), la lengua extranjera se aprende principalmente dentro del aula, en un entorno controlado y en períodos limitados de exposición. Aunque el idioma no se utiliza fuera de estos espacios académicos, los estudiantes pueden lograr altos niveles de competencia comunicativa cuando es necesario, demostrando que es posible alcanzar una comunicación eficaz a pesar de no estar inmersos en el idioma (Ministerio de Educación Nacional, 2006).
Este aprendizaje tiene como
propósito no solo la adquisición de vocabulario y gramática, sino también el
entendimiento del idioma como una herramienta para la comunicación con el
entorno. Cada lengua representa un vehículo a través del cual los individuos se
relacionan con su realidad, lo que amplía su visión del mundo. Cuando los
estudiantes escuchan, hablan, leen o escriben sobre realidades naturales y
sociales que les resultan significativas, enriquecen su conocimiento y
desarrollan destrezas que les permiten expresar y comprender de manera efectiva
el producto de esas reflexiones. Este proceso de aprendizaje es, por tanto, un
ejercicio que trasciende la simple memorización de palabras, ya que involucra
la capacidad de pensar y comunicarse en otro idioma (Krashen, 1985).
Además, el uso de un idioma
extranjero implica una serie de procesos cognitivos, en su mayoría
inconscientes, que permiten a los estudiantes codificar y decodificar mensajes.
A través de este proceso, los estudiantes no solo aprenden a emplear estructuras
lingüísticas adecuadas, sino que también desarrollan las actitudes y aptitudes
necesarias para comunicar pensamientos, ideas, emociones y sentimientos. La
eficacia en la comunicación depende de la capacidad para adaptar el mensaje a
las circunstancias culturales, económicas y sociales que enmarcan cada
situación comunicativa. En este sentido, el aprendizaje de un idioma extranjero
no solo se limita a la adquisición de vocabulario, sino que involucra una
comprensión profunda de las diferencias y similitudes entre las culturas
implicadas (Cummins, 2000).
Por tanto, es crucial
comprender las teorías que explican los procesos de adquisición de una segunda
lengua, ya que proporcionan un marco teórico que guía tanto a los docentes como
a los estudiantes en su labor educativa. Estas teorías incluyen enfoques cognitivos
y socioculturales que subrayan la importancia de la interacción social y del
contexto cultural en el aprendizaje del idioma (Vygotsky, 1978). En
consecuencia, la enseñanza del inglés, más allá de la transmisión de
conocimientos gramaticales, debe fomentar un entorno que propicie la reflexión
crítica y el desarrollo de habilidades comunicativas en contextos reales.
Referencias:
Cummins, J. (2000). Language,
power, and pedagogy: Bilingual children in the crossfire. Multilingual
Matters.
Krashen, S. D. (1985). The
input hypothesis: Issues and implications. Longman.
Ministerio de Educación
Nacional. (2006). Guía No. 22: Enseñanza del inglés como lengua extranjera
en educación básica y media. Ministerio de Educación Nacional.
Vygotsky, L. S. (1978). Mind
in society: The development of higher psychological processes. Harvard
University Press.
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