El enfoque comunicativo en la enseñanza de lenguas ha sido uno de los desarrollos más significativos en la educación de idiomas en las últimas décadas. Este enfoque pone énfasis en la capacidad de los estudiantes para utilizar el lenguaje en situaciones de la vida real, más allá de la memorización de estructuras gramaticales. La competencia comunicativa se entiende como la habilidad para interactuar de manera efectiva y adecuada dentro de contextos socioculturales específicos, lo que implica no solo el conocimiento del idioma, sino también la capacidad de adaptarse a las diversas formas de comunicación.
Según Richards y Rodgers
(1998), los principios teóricos que sustentan el enfoque comunicativo se
centran en la función principal del lenguaje: la comunicación. El lenguaje se
percibe como un sistema para expresar significados y la función primordial de la
lengua es facilitar la interacción entre los hablantes. Este modelo defiende
que las estructuras lingüísticas deben ser entendidas en función de su uso
comunicativo y funcional, lo que implica que las unidades fundamentales del
lenguaje no solo incluyen aspectos gramaticales, sino también elementos que
expresan significados dentro de un discurso (Richards & Rodgers, 1998).
A partir de esta perspectiva,
el aprendizaje del lenguaje no se limita a adquirir reglas gramaticales, sino
que se expande hacia un entendimiento más profundo de las situaciones
comunicativas en las que los estudiantes se insertan. En palabras de Richards
(2006), el aprendizaje de un idioma se concibe como un proceso interactivo que
involucra la creación colaborativa de significado. Los estudiantes aprenden a
través de la interacción con otros usuarios del idioma, negociando el
significado y ajustándose a las necesidades comunicativas que surgen en
contextos reales (Richards, 2006). Este proceso incluye también la atención al
"input" lingüístico, es decir, a las formas del lenguaje que se
escuchan, y la experimentación con diferentes formas de expresión.
Para que los estudiantes
puedan desarrollar una verdadera competencia comunicativa, es necesario que
adquieran lo que Canale y Swain (1980) definen como las cuatro subcompetencias
fundamentales: la competencia gramatical, la competencia sociolingüística, la
competencia discursiva y la competencia estratégica. La competencia gramatical
se refiere al conocimiento y uso adecuado de las reglas del idioma, tanto en
términos de vocabulario como de estructuras morfosintácticas. La competencia
sociolingüística, por su parte, implica la capacidad de adaptar el lenguaje a
diferentes contextos culturales y sociales, lo que es esencial para comunicarse
efectivamente en situaciones reales.
La competencia discursiva se
refiere a la habilidad para organizar y conectar ideas dentro de un discurso
coherente, mientras que la competencia estratégica se centra en el uso de
recursos verbales y no verbales para superar obstáculos en la comunicación,
tales como lagunas en el conocimiento del idioma o dificultades momentáneas
para recordar estructuras gramaticales (Canale & Swain, 1980). Estas
subcompetencias proporcionan un marco para el diseño de actividades de
enseñanza que fomentan la interacción y la negociación del significado entre
los estudiantes, lo que favorece el aprendizaje autónomo y el desarrollo de
habilidades comunicativas.
El énfasis del enfoque
comunicativo en el uso práctico del lenguaje es claramente apoyado por
Widdowson (1990), quien señala que este enfoque no se limita a enseñar formas y
estructuras lingüísticas, sino que se centra en el uso del lenguaje para
expresar conceptos y realizar actos comunicativos (Widdowson, 1990). Esta
visión se complementa con las dimensiones propuestas por Hymes (1972), que
amplían la comprensión de la competencia comunicativa al considerar no solo la
posibilidad formal y la factibilidad de las expresiones lingüísticas, sino
también su adecuación al contexto sociocultural y su manifestación en
situaciones reales de comunicación (Hymes, 1972).
En resumen, el enfoque
comunicativo subraya la importancia de contextualizar el aprendizaje del idioma
dentro de situaciones comunicativas reales. Este modelo promueve una enseñanza
del idioma que va más allá de la memorización de estructuras gramaticales, al
integrar aspectos culturales, sociales y contextuales en el proceso de
aprendizaje. Tal como lo indican Richards (2006) y Canale y Swain (1980), el
objetivo es que los estudiantes desarrollen una competencia comunicativa
integral que les permita interactuar de manera efectiva en diversas situaciones
y contextos.
Referencias:
Canale, M., & Swain, M.
(1980). Theoretical bases of communicative approaches to second language
teaching and testing. Applied Linguistics, 1(1), 1-47.
Hymes, D. (1972). On
communicative competence. In J. B. Pride & J. Holmes (Eds.), Sociolinguistics
(pp. 269-293). Penguin.
Richards, J. C. (2006). Communicative
language teaching today. Cambridge University Press.
Richards, J. C., &
Rodgers, T. S. (1998). Approaches and methods in language teaching.
Cambridge University Press.
Widdowson, H. G. (1990). Aspects
of language teaching. Oxford University Press.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Me gustaría conocer tu opinión