El aprendizaje de una lengua extranjera no solo implica la adquisición de un conjunto de palabras y estructuras gramaticales, sino también el desarrollo de competencias que permiten al individuo comunicarse de manera efectiva en situaciones de la vida cotidiana. Según Cummins (2000), el lenguaje actúa como un medio para que las personas se conecten con su entorno social y cultural, ampliando su comprensión del mundo. A través del uso del idioma, los estudiantes no solo se relacionan con su realidad inmediata, sino que también integran nuevas perspectivas que enriquecen sus procesos cognitivos y emocionales. Esta capacidad de manejar y expresar ideas, emociones y pensamientos mediante una lengua extranjera es esencial para su desarrollo integral, y se logra mediante un conjunto de procesos cognitivos y comunicativos que se desarrollan a lo largo de su aprendizaje.
En el contexto educativo nacional, el proceso de enseñanza-aprendizaje
del inglés se entiende desde el concepto de lengua extranjera, ya que el inglés
no es una lengua de uso predominante en la vida diaria de los estudiantes, lo
que limita su acceso a situaciones de comunicación auténticas con hablantes
nativos. El Ministerio de Educación Nacional (2006) destaca que, a pesar de
esta limitación, es posible que los estudiantes logren un alto nivel de
competencia comunicativa en inglés, siempre y cuando se les proporcione un
ambiente adecuado para el aprendizaje, especialmente en el aula, donde se dan
las condiciones para alcanzar este objetivo.
El enfoque pedagógico de los Lineamientos Curriculares de Lengua
Extranjera: Inglés establece que la enseñanza de un idioma debe ser
contextualizada dentro de diversos ámbitos que van más allá del simple
conocimiento gramatical. Estos ámbitos incluyen la comunicación, la cultura,
las conexiones, las comparaciones y las comunidades. En el ámbito de la
comunicación, los estudiantes deben ser capaces de usar el inglés para expresar
y comprender eventos, ideas y sentimientos, tanto de manera oral como escrita.
Este proceso implica no solo el conocimiento de las estructuras lingüísticas, sino
también la habilidad para utilizarlas de manera efectiva en diferentes
contextos sociales y culturales. En cuanto a la cultura, es crucial que los
estudiantes desarrollen una comprensión amplia de la diversidad cultural y
reconozcan la importancia de otras culturas en la resolución de problemas
globales.
En el ámbito de las conexiones, el aprendizaje de una lengua extranjera
ofrece acceso a un mayor caudal de información, lo que expande las
oportunidades de conocimiento y desarrollo. Este acceso no solo mejora las
habilidades cognitivas, sino que también favorece la reflexión crítica sobre el
propio contexto educativo y social. Las comparaciones permiten a los
estudiantes identificar y analizar los patrones lingüísticos y culturales entre
su lengua materna y el inglés, lo que facilita la comprensión de los sistemas
de comunicación en ambas lenguas. Finalmente, el ámbito de las comunidades se
enfoca en preparar a los estudiantes para su futura integración en entornos
educativos y laborales globalizados, donde el manejo de una lengua extranjera
es un requisito esencial para su éxito.
El desarrollo de una competencia comunicativa en inglés requiere la
integración de diversas habilidades lingüísticas y pragmáticas. La competencia
lingüística, definida como la capacidad para producir e interpretar signos
verbales, es fundamental para la creación de mensajes dentro de un marco
sociocultural determinado (Canale & Swain, 1980). La competencia
pragmática, por su parte, involucra el uso estratégico del lenguaje según las
situaciones comunicativas, permitiendo a los estudiantes adaptar su discurso
según el contexto. La competencia sociolingüística se refiere al uso del
lenguaje de acuerdo con las normas y valores de un determinado grupo social,
facilitando la integración del estudiante en una comunidad lingüística más
amplia.
En el contexto educativo colombiano, el desarrollo de la competencia
comunicativa se encuentra alineado con los Estándares Básicos de Lengua
Extranjera: Inglés, que establecen diferentes niveles de competencia, desde el
nivel A1 (principiante) hasta el B1 (preintermedio), cada uno con
características y habilidades específicas que los estudiantes deben alcanzar.
Por ejemplo, en el nivel A1, los estudiantes deben ser capaces de comprender
textos simples, participar en conversaciones básicas y expresar ideas en frases
cortas. A medida que avanzan hacia el nivel B1, se espera que los estudiantes
mantengan conversaciones más complejas, comprendan textos de mayor dificultad y
redacten textos más elaborados sobre temas de su interés.
En conclusión, el aprendizaje del inglés, como lengua extranjera, debe
ser abordado de manera integral, considerando tanto los aspectos lingüísticos
como los culturales y sociales. La competencia comunicativa, entendida como la
habilidad para utilizar el lenguaje de manera efectiva en diversos contextos,
es esencial para el desarrollo académico y personal de los estudiantes. Esto
requiere un enfoque pedagógico que no solo se base en la enseñanza de la
gramática, sino que también promueva el uso del idioma en situaciones
auténticas, lo que permite a los estudiantes expandir su comprensión del mundo
y participar activamente en una sociedad globalizada.
Referencias
Canale, M., & Swain, M. (1980). Theoretical bases of
communicative approaches to second language teaching and testing. Applied
Linguistics, 1(1), 1-47.
Ministerio de Educación Nacional. (2006). Guía No 22: Enseñanza del
inglés como lengua extranjera. Ministerio de Educación Nacional.
Cummins, J. (2000). Language, power, and pedagogy: Bilingual children
in the crossfire. Multilingual Matters.
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