miércoles, 25 de diciembre de 2024

Fundamentación Teórica sobre el Aprendizaje de Lenguas Extranjeras

 El aprendizaje de una lengua extranjera no solo implica la adquisición de un conjunto de palabras y estructuras gramaticales, sino también el desarrollo de competencias que permiten al individuo comunicarse de manera efectiva en situaciones de la vida cotidiana. Según Cummins (2000), el lenguaje actúa como un medio para que las personas se conecten con su entorno social y cultural, ampliando su comprensión del mundo. A través del uso del idioma, los estudiantes no solo se relacionan con su realidad inmediata, sino que también integran nuevas perspectivas que enriquecen sus procesos cognitivos y emocionales. Esta capacidad de manejar y expresar ideas, emociones y pensamientos mediante una lengua extranjera es esencial para su desarrollo integral, y se logra mediante un conjunto de procesos cognitivos y comunicativos que se desarrollan a lo largo de su aprendizaje.

En el contexto educativo nacional, el proceso de enseñanza-aprendizaje del inglés se entiende desde el concepto de lengua extranjera, ya que el inglés no es una lengua de uso predominante en la vida diaria de los estudiantes, lo que limita su acceso a situaciones de comunicación auténticas con hablantes nativos. El Ministerio de Educación Nacional (2006) destaca que, a pesar de esta limitación, es posible que los estudiantes logren un alto nivel de competencia comunicativa en inglés, siempre y cuando se les proporcione un ambiente adecuado para el aprendizaje, especialmente en el aula, donde se dan las condiciones para alcanzar este objetivo.

El enfoque pedagógico de los Lineamientos Curriculares de Lengua Extranjera: Inglés establece que la enseñanza de un idioma debe ser contextualizada dentro de diversos ámbitos que van más allá del simple conocimiento gramatical. Estos ámbitos incluyen la comunicación, la cultura, las conexiones, las comparaciones y las comunidades. En el ámbito de la comunicación, los estudiantes deben ser capaces de usar el inglés para expresar y comprender eventos, ideas y sentimientos, tanto de manera oral como escrita. Este proceso implica no solo el conocimiento de las estructuras lingüísticas, sino también la habilidad para utilizarlas de manera efectiva en diferentes contextos sociales y culturales. En cuanto a la cultura, es crucial que los estudiantes desarrollen una comprensión amplia de la diversidad cultural y reconozcan la importancia de otras culturas en la resolución de problemas globales.

En el ámbito de las conexiones, el aprendizaje de una lengua extranjera ofrece acceso a un mayor caudal de información, lo que expande las oportunidades de conocimiento y desarrollo. Este acceso no solo mejora las habilidades cognitivas, sino que también favorece la reflexión crítica sobre el propio contexto educativo y social. Las comparaciones permiten a los estudiantes identificar y analizar los patrones lingüísticos y culturales entre su lengua materna y el inglés, lo que facilita la comprensión de los sistemas de comunicación en ambas lenguas. Finalmente, el ámbito de las comunidades se enfoca en preparar a los estudiantes para su futura integración en entornos educativos y laborales globalizados, donde el manejo de una lengua extranjera es un requisito esencial para su éxito.

El desarrollo de una competencia comunicativa en inglés requiere la integración de diversas habilidades lingüísticas y pragmáticas. La competencia lingüística, definida como la capacidad para producir e interpretar signos verbales, es fundamental para la creación de mensajes dentro de un marco sociocultural determinado (Canale & Swain, 1980). La competencia pragmática, por su parte, involucra el uso estratégico del lenguaje según las situaciones comunicativas, permitiendo a los estudiantes adaptar su discurso según el contexto. La competencia sociolingüística se refiere al uso del lenguaje de acuerdo con las normas y valores de un determinado grupo social, facilitando la integración del estudiante en una comunidad lingüística más amplia.

En el contexto educativo colombiano, el desarrollo de la competencia comunicativa se encuentra alineado con los Estándares Básicos de Lengua Extranjera: Inglés, que establecen diferentes niveles de competencia, desde el nivel A1 (principiante) hasta el B1 (preintermedio), cada uno con características y habilidades específicas que los estudiantes deben alcanzar. Por ejemplo, en el nivel A1, los estudiantes deben ser capaces de comprender textos simples, participar en conversaciones básicas y expresar ideas en frases cortas. A medida que avanzan hacia el nivel B1, se espera que los estudiantes mantengan conversaciones más complejas, comprendan textos de mayor dificultad y redacten textos más elaborados sobre temas de su interés.

En conclusión, el aprendizaje del inglés, como lengua extranjera, debe ser abordado de manera integral, considerando tanto los aspectos lingüísticos como los culturales y sociales. La competencia comunicativa, entendida como la habilidad para utilizar el lenguaje de manera efectiva en diversos contextos, es esencial para el desarrollo académico y personal de los estudiantes. Esto requiere un enfoque pedagógico que no solo se base en la enseñanza de la gramática, sino que también promueva el uso del idioma en situaciones auténticas, lo que permite a los estudiantes expandir su comprensión del mundo y participar activamente en una sociedad globalizada.

Referencias

Canale, M., & Swain, M. (1980). Theoretical bases of communicative approaches to second language teaching and testing. Applied Linguistics, 1(1), 1-47.

Ministerio de Educación Nacional. (2006). Guía No 22: Enseñanza del inglés como lengua extranjera. Ministerio de Educación Nacional.

Cummins, J. (2000). Language, power, and pedagogy: Bilingual children in the crossfire. Multilingual Matters.

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