El proceso de enseñanza y aprendizaje con niños de 5 a 11 años de edad, especialmente en el contexto de la adquisición de una segunda lengua (L2), debe considerar diversas estrategias que no solo faciliten la adquisición de habilidades lingüísticas, sino que también fomenten el desarrollo de competencias cognitivas y socioemocionales. De acuerdo con Zanon y Hernández (2010), no basta con que los estudiantes dominen las formas lingüísticas correctas; es necesario que tengan la oportunidad de aplicar los contenidos aprendidos en situaciones reales de comunicación. Esta perspectiva recalca la importancia de integrar la actividad didáctica de manera que los niños puedan practicar y reflexionar sobre el uso del lenguaje en contextos auténticos, lo que facilita un aprendizaje significativo.
El enfoque de Zanon y Hernández se alinea con la definición
de estrategias de aprendizaje planteada por O'Malley y Chamot (1990), quienes
argumentan que estas estrategias no solo favorecen la comprensión y retención
de nueva información, sino que también permiten a los estudiantes aprender a
aprender, capacitándolos para continuar su aprendizaje de manera autónoma. Este
aspecto es esencial, ya que, como sugieren O'Malley y Chamot, el objetivo no es
solo enseñar contenido, sino también cultivar habilidades metacognitivas que
permitan a los niños gestionar su propio proceso de aprendizaje.
Para que estas estrategias sean efectivas, es necesario
reconocer las etapas de desarrollo cognitivo y lingüístico de los niños.
Durante la niñez intermedia, los niños se encuentran en la etapa de operaciones
concretas, según Piaget (1977), lo que significa que, aunque son capaces de
realizar razonamientos lógicos sobre situaciones reales, su pensamiento sigue
limitado al aquí y ahora. En el contexto de la enseñanza de una L2, este
desarrollo cognitivo se puede aprovechar al integrar actividades que conecten
los contenidos lingüísticos con situaciones cotidianas, permitiendo a los niños
hacer uso práctico del lenguaje en contextos que les sean relevantes.
Además, el desarrollo psicosocial de los niños de 5 a 11
años es un factor crucial. Durante esta etapa, los niños comienzan a forjar su
autoconcepto y autoestima, por lo que el entorno educativo debe ser un espacio
que promueva la confianza en sí mismos. La interacción con sus compañeros y
docentes, tanto en actividades grupales como individuales, contribuye a su
desarrollo emocional, social y cognitivo (Febles, 1999). Las estrategias de
aprendizaje deben entonces ser diseñadas no solo para fomentar la adquisición
de competencias lingüísticas, sino también para fortalecer la autoestima y la
motivación intrínseca de los estudiantes.
En cuanto al aprendizaje de una segunda lengua, es
importante comprender que los niños atraviesan distintas etapas en su
desarrollo lingüístico. Tabors y Snow (1994) identificaron una secuencia de
cuatro etapas que van desde el uso exclusivo de la lengua materna hasta el uso
productivo del nuevo idioma. Estas etapas, que incluyen el período no verbal o
de silencio, la habla telegráfica y el uso de fórmulas, y finalmente el uso
productivo del idioma, requieren de un enfoque didáctico adaptado a las necesidades
específicas de los estudiantes en cada fase. Las estrategias deben ser
flexibles, permitiendo que los niños avancen según su propio ritmo y etapa de
desarrollo lingüístico.
Con base en estos principios, diversas estrategias de
aprendizaje han sido propuestas por expertos como O'Malley y Chamot (1990),
Weinstein y Mayer (1986), y Rebecca Oxford (1990), quienes han diseñado modelos
que incluyen estrategias metacognitivas, cognitivas y socio-afectivas. Estas
estrategias son particularmente efectivas para el trabajo con niños, ya que
proporcionan un marco para planificar, reflexionar, monitorear y evaluar el
aprendizaje de manera constante. A continuación, se destacan algunas de estas
estrategias:
- Estrategias
metacognitivas: Estas incluyen la planificación, reflexión y
evaluación del aprendizaje. Ayudan a los niños a tomar conciencia de su
proceso de aprendizaje, fomentando la autonomía y la autorregulación.
- Estrategias
cognitivas: Se enfocan en la manipulación del material de aprendizaje
mediante técnicas como la repetición, la traducción y la agrupación de
elementos. Estas estrategias son útiles para desarrollar la competencia
lingüística de los niños, especialmente en lo que respecta a la
memorización y el uso de estructuras gramaticales complejas.
- Estrategias
socio-afectivas: Implican el aprendizaje cooperativo y la formulación
de preguntas aclaratorias. Estas estrategias no solo favorecen el
aprendizaje del idioma, sino que también fomentan habilidades sociales y
emocionales, como la empatía y la cooperación.
Además, el trabajo con textos narrativos, como los cuentos,
juega un papel fundamental en el desarrollo de la competencia lingüística de
los niños. Los cuentos no solo enriquecen el vocabulario y la comprensión
lectora, sino que también permiten a los niños reflexionar sobre valores,
emociones y comportamientos, contribuyendo a su desarrollo socioemocional
(Oxford, 1990).
Por ejemplo, en el aula, se pueden utilizar cuentos
infantiles para practicar la lectura, la escritura y la narración oral.
Actividades como crear finales alternativos, cambiar el espacio y el tiempo de
la historia, o transformar el cuento en una obra dramática, permiten a los
niños aplicar el nuevo idioma de manera creativa y significativa. Además,
actividades como la creación de diccionarios de imágenes sobre campos
semánticos específicos o el juego de adivinanzas ayudan a los niños a asociar
palabras con conceptos reales, facilitando su comprensión y uso en contextos
variados.
En conclusión, las estrategias de aprendizaje efectivas para
orientar los procesos de enseñanza y aprendizaje con niños de 5 a 11 años deben
ser diversas, flexibles y adaptadas al desarrollo cognitivo, emocional y
lingüístico de los estudiantes. La integración de estrategias metacognitivas,
cognitivas y socio-afectivas, junto con el uso de recursos didácticos
adecuados, contribuye a la formación de niños autónomos, motivados y
competentes en el uso de una segunda lengua. Al considerar tanto las necesidades
cognitivas como socioemocionales de los niños, los docentes pueden crear un
entorno de aprendizaje que favorezca no solo el dominio de la lengua, sino
también el desarrollo integral de los estudiantes.
Referencias
Febles, M. (1999). Desarrollo humano y aprendizaje
escolar. Editorial Universitaria.
O'Malley, J. M., & Chamot, A. U. (1990). Learning
strategies in second language acquisition. Cambridge University Press.
Oxford, R. (1990). Language learning strategies: What
every teacher should know. Newbury House.
Piaget, J. (1977). The development of thought:
Equilibration of cognitive structures. Viking Press.
Tabors, P. O., & Snow, C. E. (1994). A teacher’s
guide to second language acquisition. ERIC Digest.
Weinstein, C. E., & Mayer, R. E. (1986). The teaching
of learning strategies. In M. C. Wittrock (Ed.), Handbook of research on
teaching (3rd ed., pp. 315-327). Macmillan.
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